6/10/2019, 04:16
Una anacrónica figura, musculada y azul, muy azul, pasó desesperado cerca de la roca en la que se encontraba Riko. Su nombre era Kaido, y aunque lucía como una maldita bestia con ese color, ese cuerpo de titán, y esos dientes de sierra; lo cierto es que mientras caminaba así de punta, con las manos sosteniéndole la entrepierna, no lucía demasiado mortal.
—¡Me meo, coño, me meo! —dijo—. ¡eh, chaval, espabila que tengo que mear y voy a usar tu puta roca de meditación, me entiendes?
Acto seguido se pegó la vuelta y... empezó a regar la piedra.
—AHhHhHhHhhhh... joder, que puto bueno.
—¡Me meo, coño, me meo! —dijo—. ¡eh, chaval, espabila que tengo que mear y voy a usar tu puta roca de meditación, me entiendes?
Acto seguido se pegó la vuelta y... empezó a regar la piedra.
—AHhHhHhHhhhh... joder, que puto bueno.