8/10/2019, 15:25
Sentí las manos de Ranko acomodar la gruesa bata blanca y luego su presencia en mi cintura me hizo saber que realmente se estaba esforzando, sus dedos realizaron un nudo perfecto, cuando sus luceros chocaron con los míos sonreí —. Gracias, muy atenta.
—¡Claro! Seguro habrá muchas comidas típicas e incluso ya deben estar terminando de decorar y demás, y sino... Bueno nos puede servir para curiosiar por ahí, tú que no has visto mucho de la villa— concordé con ella, me encontraba relajada, muy relajada, tan relajada que podría volver a quedarme dormida, pero ahora con los ojos abiertos.
Imité a Kusajin para despedirme del trío, la seguí con pasos lentos, bostezos y parpados pesados —. Si, yo también quiero pasar por la habitación— dije con tono suave. Una vez en el vestuario, tardé unos cuantos segundos en encontrar mi, sobre todo porque mi visión estaba nublada, aunque efectivamente Ranko se encontraría sumergida en su mundo mental, no reparé en ello; me aseguré de estar totalmente seca, retiré mi bata y entonces me dispondría a vestirme cuando mi ropa resbaló de mis manos y cayó a mis pies, justamente en dónde Sagiso tenía los ojos, por lo que sí reaccionaba ante aquel estímulo vería lo que habría estado evitando toda la noche, mi feminidad en su máximo esplendor. Miré la prenda por un par de segundos y con flojera la recogí y me la puse.
—Vamos~
Todo transcurrió en un pacífico silencio hasta llegar a pieza, tras abrir la puerta lo primero que mis ojos se toparon fue a La Gata Pelirroja, sí a la hermana de Ranko, a Kuu-chan, como le había oido decir a La Coneja, no obstante, a pesar de nuestro percance, me adentré sin temor ni duda, recordé que debía demostrarme cordial —. Pensamos que te habías perdido, o ido, como no te vimos más...— dije con el mismo tono de voz suave —. Sí me disculpan— sin esperar respuesta, me adentré en el baño.
Me acerqué al lavamanos y abrí el grifo, uní mis palmas y agarré agua y la eché en mi rostro, a diferencia de la de las termas, había abierto el agua fría, estaba bastante refrescante, necesitaba alejar a Morfeo de mi, sobre todo porque la noche era joven y prometía. Pero mis esfuerzos por mantenerme despierta fueron en vano...
«Tendré que recurrir a aquello» me dije sabiendo que no era ni bueno, ni sano, pero tendría poco tiempo antes de desplomarme del sueño.
Desde el exterior del baño, escucharse un ruido similar a un chispazo, nada de que alarmarse hasta que la puerta se abrió y un ligero olor chamuscado inundó la habitación, cuando salí me encontraba más despierta, más activa, con muchas energías y con mi ropa un poco tostada —. A la final yo también tendré que cambiarme, hubo un pequeño incidente, pero nada de que preocuparse— les regale una sonrisa amplia a las dos.
«Espero que ya hayan hablado y que no se presenten más problemas»
—¡Claro! Seguro habrá muchas comidas típicas e incluso ya deben estar terminando de decorar y demás, y sino... Bueno nos puede servir para curiosiar por ahí, tú que no has visto mucho de la villa— concordé con ella, me encontraba relajada, muy relajada, tan relajada que podría volver a quedarme dormida, pero ahora con los ojos abiertos.
Imité a Kusajin para despedirme del trío, la seguí con pasos lentos, bostezos y parpados pesados —. Si, yo también quiero pasar por la habitación— dije con tono suave. Una vez en el vestuario, tardé unos cuantos segundos en encontrar mi, sobre todo porque mi visión estaba nublada, aunque efectivamente Ranko se encontraría sumergida en su mundo mental, no reparé en ello; me aseguré de estar totalmente seca, retiré mi bata y entonces me dispondría a vestirme cuando mi ropa resbaló de mis manos y cayó a mis pies, justamente en dónde Sagiso tenía los ojos, por lo que sí reaccionaba ante aquel estímulo vería lo que habría estado evitando toda la noche, mi feminidad en su máximo esplendor. Miré la prenda por un par de segundos y con flojera la recogí y me la puse.
—Vamos~
Todo transcurrió en un pacífico silencio hasta llegar a pieza, tras abrir la puerta lo primero que mis ojos se toparon fue a La Gata Pelirroja, sí a la hermana de Ranko, a Kuu-chan, como le había oido decir a La Coneja, no obstante, a pesar de nuestro percance, me adentré sin temor ni duda, recordé que debía demostrarme cordial —. Pensamos que te habías perdido, o ido, como no te vimos más...— dije con el mismo tono de voz suave —. Sí me disculpan— sin esperar respuesta, me adentré en el baño.
Me acerqué al lavamanos y abrí el grifo, uní mis palmas y agarré agua y la eché en mi rostro, a diferencia de la de las termas, había abierto el agua fría, estaba bastante refrescante, necesitaba alejar a Morfeo de mi, sobre todo porque la noche era joven y prometía. Pero mis esfuerzos por mantenerme despierta fueron en vano...
«Tendré que recurrir a aquello» me dije sabiendo que no era ni bueno, ni sano, pero tendría poco tiempo antes de desplomarme del sueño.
Desde el exterior del baño, escucharse un ruido similar a un chispazo, nada de que alarmarse hasta que la puerta se abrió y un ligero olor chamuscado inundó la habitación, cuando salí me encontraba más despierta, más activa, con muchas energías y con mi ropa un poco tostada —. A la final yo también tendré que cambiarme, hubo un pequeño incidente, pero nada de que preocuparse— les regale una sonrisa amplia a las dos.
«Espero que ya hayan hablado y que no se presenten más problemas»
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«Pienso»
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