21/10/2019, 19:50
—Ahh... Sí...— Kuumi tenía toda la razón en ese sentido, la verguenza de Ranko le hacía pasar un mal rato —. Hemos estado trabajando eso, ¿no?— pregunté mirando a La Coneja, en espera de su confirmación. La pelirroja mencionó que ya había comido mientras daba golpecitos en su estómago e hizo girar el palillo del dango entre sus dedos, cosas que hacía más evidente la situación.
Sonreí relajada, había estado evitando tanto el contacto con ella que había obviado algo tan obvio —. Supongo que será en otra oportunidad.
Sagiso le explicó a su hermana que saldriamos a cenar aprovechando el evento en conmemoración del festival, por mi parte me volví a girar hacia el espejo intentando realizar un último ajuste en mi cabellera.
«Creo que tendré que dejarlo así» suspiré con resignación.
—Eso dice que hay mucho que ver y que nos toca caminar ahora a nosotras— concorde con Kuumi, mientras miraba a Ranko, era una de esas miradas que demostraban que esperaba por ella.
—¿Está lista Mei-san?
—Sí, espero por ti— me despedí de su hermana y salí.
Una gran una lucía un vestido blanco escarchado, iluminaba el cielo como nunca, ninguna estrella se encontraba a su alrededor, ninguna nube, ningún astro que se dignase a intentar opacar su fulgor. Así de galante estaba la villa, cientos de lámparas alusivas al festival iluminaban las calles, los habitantes vestían hermosos y finos yukata y kimonos de seda, la gran mayoría cubría su rostro con una máscara canina o gatuna, y el que no, tenía la porcelana en su mano o en sus pertenencias, no era raro oir niños corrientdo de aquí para allá y de allá para acá, burbujas jabonosas flotando por ahí, y a pesar del calor, parecía una noche mágica, sí de esas de cuentos de hadas.
—Lo primero que me gustaría sería comprar una de esas máscaras, para mi una de gato, y bueno tu ya tienes una— dije recordando que Kuumi le había dado una de perros.
Sonreí relajada, había estado evitando tanto el contacto con ella que había obviado algo tan obvio —. Supongo que será en otra oportunidad.
Sagiso le explicó a su hermana que saldriamos a cenar aprovechando el evento en conmemoración del festival, por mi parte me volví a girar hacia el espejo intentando realizar un último ajuste en mi cabellera.
«Creo que tendré que dejarlo así» suspiré con resignación.
—Eso dice que hay mucho que ver y que nos toca caminar ahora a nosotras— concorde con Kuumi, mientras miraba a Ranko, era una de esas miradas que demostraban que esperaba por ella.
—¿Está lista Mei-san?
—Sí, espero por ti— me despedí de su hermana y salí.
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Una gran una lucía un vestido blanco escarchado, iluminaba el cielo como nunca, ninguna estrella se encontraba a su alrededor, ninguna nube, ningún astro que se dignase a intentar opacar su fulgor. Así de galante estaba la villa, cientos de lámparas alusivas al festival iluminaban las calles, los habitantes vestían hermosos y finos yukata y kimonos de seda, la gran mayoría cubría su rostro con una máscara canina o gatuna, y el que no, tenía la porcelana en su mano o en sus pertenencias, no era raro oir niños corrientdo de aquí para allá y de allá para acá, burbujas jabonosas flotando por ahí, y a pesar del calor, parecía una noche mágica, sí de esas de cuentos de hadas.
—Lo primero que me gustaría sería comprar una de esas máscaras, para mi una de gato, y bueno tu ya tienes una— dije recordando que Kuumi le había dado una de perros.
Hablo (Aquamarine)
«Pienso»
Akito (Teal)
Naoko (Lightcoral)
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