11/11/2019, 13:48
Akame no respondió a los comentarios de su compañero, ni se dignó a hacer apreciaciones. Toda su concentración estaba fija en una sola cosa: llegar hasta Okawa, y luego sacarla de allí con vida. Se sentía nervioso, más de lo que había estado en mucho tiempo, sabiendo que sus habilidades de chakra eran inútiles dentro de los muros del templo. «Si la cosa se tuerce, va a haber que pelea al viejo estilo. A acero y sangre, en combate cerrado... Puede organizarse una escabechina de tres pares de cojones aquí dentro en cualquier momento.» Sin embargo, ni por un momento pensó en dar marcha atrás y escapar. Estaba decidido a sacar a la niña de allí.
Al llegar al pasillo, Akame se detuvo. Desde luego que la oscuridad y la geometría del lugar no ayudaba, pero por otra parte, aquel parecía ser un sitio sagrado para las ancianas. «¿Qué sentido tendría que hubiera trampas o mecanismos ocultos aquí? Es un templo religioso, no la catacumba de Ralexion Jones y el Templo de la Balalaika...» Decidido, el Uchiha se adelantó y abrió la primera puerta, atento al quejido que parecía emerger de detrás de las paredes hechas de papel de arroz.
Al llegar al pasillo, Akame se detuvo. Desde luego que la oscuridad y la geometría del lugar no ayudaba, pero por otra parte, aquel parecía ser un sitio sagrado para las ancianas. «¿Qué sentido tendría que hubiera trampas o mecanismos ocultos aquí? Es un templo religioso, no la catacumba de Ralexion Jones y el Templo de la Balalaika...» Decidido, el Uchiha se adelantó y abrió la primera puerta, atento al quejido que parecía emerger de detrás de las paredes hechas de papel de arroz.