19/11/2019, 00:29
—Bueno, ten suerte...— Se despidió el triste trabajador.
En las inmediaciones alguno que otro trabajador le observaría de reojo, aunque quizá por su aspecto poco llamativo la mayoría de los hombres no notaría su presencia o simplemente le ignorarían. Buena o mala suerte. Cómo fuese, la mayoría de los presentes estaban demasiado ocupados como para distraerse.
Sin embargo, en algún momento se toparía con un grupo en especial que estaba armando escándalo alrededor de un tonel metálico. Si se acercaba, notaría un grupo de al menos cinco personas, siendo tres jóvenes y un hombre ya maduro entrado en sus cuarenta. Un muchacho de cabellos y ojos violetas estaba disponiendo su codo por sobre el tonel a al unísono que el mayor de todos los presentes. Ambos apretaron las manos, mientras un tercero de los muchachos contaba hasta tres, dando inicio a un pulso mientras el otro par silbaba aupando a su colega más joven en aquella disputa de fuerza.
En las inmediaciones alguno que otro trabajador le observaría de reojo, aunque quizá por su aspecto poco llamativo la mayoría de los hombres no notaría su presencia o simplemente le ignorarían. Buena o mala suerte. Cómo fuese, la mayoría de los presentes estaban demasiado ocupados como para distraerse.
Sin embargo, en algún momento se toparía con un grupo en especial que estaba armando escándalo alrededor de un tonel metálico. Si se acercaba, notaría un grupo de al menos cinco personas, siendo tres jóvenes y un hombre ya maduro entrado en sus cuarenta. Un muchacho de cabellos y ojos violetas estaba disponiendo su codo por sobre el tonel a al unísono que el mayor de todos los presentes. Ambos apretaron las manos, mientras un tercero de los muchachos contaba hasta tres, dando inicio a un pulso mientras el otro par silbaba aupando a su colega más joven en aquella disputa de fuerza.