19/11/2019, 18:05
(Última modificación: 19/11/2019, 18:06 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
La mujer masculló algo entre dientes y miró con aires de superioridad a un Roga que se le acercaba con todo lo que tenía. Takato parecía bastante cansado y era claro que no podía continuar, mirando a Ichiro en espera de órdenes. Este simplemente, volviendo a su forma normal le dedicó una sonrisa mostrando sus colmillos aún no desaparecidos, en señal de victoria e intentando tranquilizarlo. Él sabía que aquella mujer, aún estando en sus plenas capacidades, no podría asumir un enfrentamiento contra cuatro personas.
La mujer comenzó a hacer una serie de sellos, mientras el genin de la guitarra se acercaba a ella ferozmente. El cansancio y los nervios se apoderaron de ella, viendo que no le daba tiempo a terminar su técnica, intentó dar un largo salto hacia atrás para esquivar a su atacante, golpeándose con la nuca en la pared de piedra y, menos de un segundo después, recibiendo un fatal puñetazo completamente cargado de electricidad en la cara. Su cuerpo quedó completamente rígido por la gran descarga que había recibido durante unos segundos, y luego cayó desplomada al suelo.
La tensión del momento terminó con una leve carcajada de Ichiro, el señal de triunfo, parecía alguien jovial y vacilón, básicamente lo contrario que su hijo. Miró hacia Roga con su sonrisa en la cara y le dedicó unas palabras.
-Tienes madera, chaval. A ver si le enseñas como usar sus puños a mi Kisame, es un negado para eso -Comentó, humillando a Kisame, como era habitual, y dándole una de esas clases de humildad, respeto y paciencia a las que tanto le tenía acostumbrado desde niño.
-Lo siento padre, debí avisarte -Comentó Kisame sin mirar a nadie, solo al suelo. Se hacía muy obvio que le tenía una curiosa mezcla de miedo y respeto a su padre.
El jounin le ignoró y comenzó a acercarse a la mujer con unas esposas supresoras en la mano, para comprobar su aún seguía viva.
-Takato, Informe de situación a la Arashikhage, En un rato volverá Heishi y nos encargaremos de estos dos -Ordenó con voz potente y segura. El nara asintió y desapareció rápidamente saltando entre los tejados hacia el edificio de la khage.
El propio Kisame, por su parte, se apresuró a ayudar a su padre con los que, ahora eran cadáveres para ver como, al cabo de unos instantes el mentado Heishi se acercaba a la escena desde lejos él solo. La familia Taka podría adivinar que venía de casa de la anciana Kata por la dirección desde la que se acercaba, al igual que para el propio Roga si tenía buena orientación. Volvía caminando, al parecer ya estaba informado de lo ocurrido.
La mujer comenzó a hacer una serie de sellos, mientras el genin de la guitarra se acercaba a ella ferozmente. El cansancio y los nervios se apoderaron de ella, viendo que no le daba tiempo a terminar su técnica, intentó dar un largo salto hacia atrás para esquivar a su atacante, golpeándose con la nuca en la pared de piedra y, menos de un segundo después, recibiendo un fatal puñetazo completamente cargado de electricidad en la cara. Su cuerpo quedó completamente rígido por la gran descarga que había recibido durante unos segundos, y luego cayó desplomada al suelo.
La tensión del momento terminó con una leve carcajada de Ichiro, el señal de triunfo, parecía alguien jovial y vacilón, básicamente lo contrario que su hijo. Miró hacia Roga con su sonrisa en la cara y le dedicó unas palabras.
-Tienes madera, chaval. A ver si le enseñas como usar sus puños a mi Kisame, es un negado para eso -Comentó, humillando a Kisame, como era habitual, y dándole una de esas clases de humildad, respeto y paciencia a las que tanto le tenía acostumbrado desde niño.
-Lo siento padre, debí avisarte -Comentó Kisame sin mirar a nadie, solo al suelo. Se hacía muy obvio que le tenía una curiosa mezcla de miedo y respeto a su padre.
El jounin le ignoró y comenzó a acercarse a la mujer con unas esposas supresoras en la mano, para comprobar su aún seguía viva.
-Takato, Informe de situación a la Arashikhage, En un rato volverá Heishi y nos encargaremos de estos dos -Ordenó con voz potente y segura. El nara asintió y desapareció rápidamente saltando entre los tejados hacia el edificio de la khage.
El propio Kisame, por su parte, se apresuró a ayudar a su padre con los que, ahora eran cadáveres para ver como, al cabo de unos instantes el mentado Heishi se acercaba a la escena desde lejos él solo. La familia Taka podría adivinar que venía de casa de la anciana Kata por la dirección desde la que se acercaba, al igual que para el propio Roga si tenía buena orientación. Volvía caminando, al parecer ya estaba informado de lo ocurrido.