20/11/2019, 15:00
(Última modificación: 20/11/2019, 15:02 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Fué bastante sorprendente que su compañero no hubiera aprovechado aquella situación para lanzarle un pequeño vacile, sin embargo, estaba centrado en otros asuntos. Heishi casi había llegado y estaban disponiendo los cuerpos para recogerlos al sitio pertinente. Obviamente lo harían su padre y el mapache ya que él mismo apenas podía levantarles las piernas.
En cuanto el genin del pelo tricolor se le acercó, supuso que era el momento de despedirse, ya había acabado todo y... Supuso bien. Se despidió ofreciéndole ayuda para lo que necesitara. Al fin y al cabo, aunque fuese alguien altivo y con bastante ego, no dejaba de ser una buena persona. Se separó un poco de su padre mientras este tomaban unas notas y esperaba la llegada de su invocación.
-Me encargaré de eso -Respondió el amejin ante la petición de poner su nombre -Muchas gracias por todo y... -Hizo una breve pausa para coger aire -Ahora te debo una así que... Si alguna vez necesitas algo, búscame, no será muy difícil encontrarme en la biblioteca o en casa de Kata-sama. -Asintió ante sus propias palabras y se despidió de él con su habitual y educada reverencia formal, con un gesto mezclado entre felicidad y agradecimiento en el rostro.
Aquella familia de renegados estaba fuera de juego. El pequeño había sido llevado ante la justicia, la madre había tomado el mismo camino que su difunto marido, y aquel joven musculado parecía algún tipo de tío, hermano mayor o algo así. En cualquier caso, su padre no le daría demasiada información sobre el asunto, todo lo contrario, seguramente se llevara una buena bronca por no avisar, aunque en lo más profundo de su corazón el propio Ichiro estuviera orgulloso de su hijo.
Ayudaría a su padre con el reporte hasta que todo acabara, y se aseguraría, como bien había prometido, de que el nombre de su compañero figurara entre las personas que ayudaron a resolver el asunto. Al menos, ahora ya estaba tranquilo. Esa noche cenaría con la anciana Kata, necesitaba volver a verla después de todo aquello.
En cuanto el genin del pelo tricolor se le acercó, supuso que era el momento de despedirse, ya había acabado todo y... Supuso bien. Se despidió ofreciéndole ayuda para lo que necesitara. Al fin y al cabo, aunque fuese alguien altivo y con bastante ego, no dejaba de ser una buena persona. Se separó un poco de su padre mientras este tomaban unas notas y esperaba la llegada de su invocación.
-Me encargaré de eso -Respondió el amejin ante la petición de poner su nombre -Muchas gracias por todo y... -Hizo una breve pausa para coger aire -Ahora te debo una así que... Si alguna vez necesitas algo, búscame, no será muy difícil encontrarme en la biblioteca o en casa de Kata-sama. -Asintió ante sus propias palabras y se despidió de él con su habitual y educada reverencia formal, con un gesto mezclado entre felicidad y agradecimiento en el rostro.
Aquella familia de renegados estaba fuera de juego. El pequeño había sido llevado ante la justicia, la madre había tomado el mismo camino que su difunto marido, y aquel joven musculado parecía algún tipo de tío, hermano mayor o algo así. En cualquier caso, su padre no le daría demasiada información sobre el asunto, todo lo contrario, seguramente se llevara una buena bronca por no avisar, aunque en lo más profundo de su corazón el propio Ichiro estuviera orgulloso de su hijo.
Ayudaría a su padre con el reporte hasta que todo acabara, y se aseguraría, como bien había prometido, de que el nombre de su compañero figurara entre las personas que ayudaron a resolver el asunto. Al menos, ahora ya estaba tranquilo. Esa noche cenaría con la anciana Kata, necesitaba volver a verla después de todo aquello.