21/11/2019, 17:49
(Última modificación: 26/11/2019, 19:34 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
Desde el momento en el que Kyoko comenzó a hablar, Akame ya había entendido que el tiempo de las palabras estaba en el pasado, si es que alguna vez existió posibilidad alguna de hacer entender a aquel monstruo. El Uchiha imitó a su compañero y a la demoníaca estatua viviente, desenvainando su katana con un movimiento diestro y preciso. El acero silbó al abandonar la vaina que colgaba de la espalda del muchacho, y su filo reflejó la tenue luz que se filtraba en la sala.
—Si debe ser así, entonces adelante. Que callen las palabras y hablen los aceros —recitó el Uchiha unos versos que recordaba de una obra de teatro—. Pero te advierto una cosa: tu charlatanería no te ayudará cuando empiecen las hostilidades. Si me obligas a hacer esto, no pararé hasta que mi espada haya partido en dos tu cráneo, y las palabras ya no podrán ayudarte.
Hablaba calmado mientras adoptaba una postura de guardia, con aire marcial, sin despegar la vista de Kyoko. Incluso sin sus habilidades de chakra, Akame seguía siendo un luchador hábil y rápido, diestro con la espada y las herramientas ninja. Y pensaba vender caro su pellejo.
—Si debe ser así, entonces adelante. Que callen las palabras y hablen los aceros —recitó el Uchiha unos versos que recordaba de una obra de teatro—. Pero te advierto una cosa: tu charlatanería no te ayudará cuando empiecen las hostilidades. Si me obligas a hacer esto, no pararé hasta que mi espada haya partido en dos tu cráneo, y las palabras ya no podrán ayudarte.
Hablaba calmado mientras adoptaba una postura de guardia, con aire marcial, sin despegar la vista de Kyoko. Incluso sin sus habilidades de chakra, Akame seguía siendo un luchador hábil y rápido, diestro con la espada y las herramientas ninja. Y pensaba vender caro su pellejo.