1/12/2019, 21:50
El embite de Akame era justo lo que el Yotsuki necesitaba para poder rodear a aquel engendro de seis brazos. Si bien era alguien lento, la fémina debía centrar toda su atención ante la velocidad del Uchiha, por lo que el de cabellos tricolor tenía camino libre para llegar hasta Ōkawa que se hallaba petrificada del miedo en el piso sin saber que ocurría realmente a su alrededor. El genin la tomó del brazo para instarle a levantarse, pero en cambio recibió una resistencia de una muchacha que se negaba a ponerse en pie.
—¿¡Qué demonios crees que haces!? ¡Párate y larguémonos de aquí!— Le jaloneó del antebrazo con una fuerza nacida totalmente de la adrenalina del momento, aunque la oposición era el peso completo de aquella chica.
—¡Ya les dije que no me iré!— Sollozó mientras intentaba zafarse sin éxito del agarre.
—¿¡Qué!?— parpadeó confuso ante el cambio radical de actitud de la muchacha.No entendía que pudo decirle el monstruo a la chica para que cambiara de actitud de esa manera, pero tampoco es que tuviera mucho tiempo para sentarse a platicar al respecto y convencerla de regreso de que quedarse encerrada en un templo donde la drogarían con alucinógenos para simular estados de ascenso divino era mala idea. —¿Podrías dejar el berrinche para después?— Tiró nuevamente, dispuesto a salir de ahí aunque fuese arrastrándola.
A la vez que todo esto ocurría, la batalla entre la Undécima y el auto-proclamado Suzaku continuaba su curso. Claramente en velocidad de carrera era el doble de rápido que aquel esperpento, pero en cuanto a coordinación de las extremidades la ventaja la llevaba clara su contrincante, sin mencionar que tenía un par de brazos extra que le podían ser de más o menos ventaja para su uso. Sin mencionar, que no estaba atada a ciertas limitaciones del cuerpo humano en cuanto a movilidad.
La mujer sonrió, o al menos imitó un gesto que simulaba una sonrisa, con aquella boca de madera y sus falsos labios de porcelana tallada. La mujer rápidamente dispuso su brazo y la katana de su palma de forma transversal para interceptar el filo de su atacante en el propio, ¿oh no?
—Tanteando a tu oponente, ¿eh?— Los aceros chocarían, pero la mujer giraría su codo hacia adentro en un intento de apartar la katana de Akame al exterior mientras ella extendía la katana de su palma buscando apuñalarlo hacia al frente. Sin embargo, estaba consciente de que el Uchiha no se había acercado del todo y que en realidad con algo de reflejos le sería posible retroceder y evitar la estocada. La verdadera ofensiva de Kyōko ocurrió cuando una pequeña cámara se abrió justo al lado del nacimiento de la katana y de pronto un pequeño estallido de humo purpúreo los envolvió a ambos en un área de seis metros de largo y tres de ancho. —Demasiada precaución también puede ser perjudicial— Acotó, no en tono de burla, sino como si quisiera aleccionarlo.
—¿¡Qué demonios crees que haces!? ¡Párate y larguémonos de aquí!— Le jaloneó del antebrazo con una fuerza nacida totalmente de la adrenalina del momento, aunque la oposición era el peso completo de aquella chica.
—¡Ya les dije que no me iré!— Sollozó mientras intentaba zafarse sin éxito del agarre.
—¿¡Qué!?— parpadeó confuso ante el cambio radical de actitud de la muchacha.No entendía que pudo decirle el monstruo a la chica para que cambiara de actitud de esa manera, pero tampoco es que tuviera mucho tiempo para sentarse a platicar al respecto y convencerla de regreso de que quedarse encerrada en un templo donde la drogarían con alucinógenos para simular estados de ascenso divino era mala idea. —¿Podrías dejar el berrinche para después?— Tiró nuevamente, dispuesto a salir de ahí aunque fuese arrastrándola.
A la vez que todo esto ocurría, la batalla entre la Undécima y el auto-proclamado Suzaku continuaba su curso. Claramente en velocidad de carrera era el doble de rápido que aquel esperpento, pero en cuanto a coordinación de las extremidades la ventaja la llevaba clara su contrincante, sin mencionar que tenía un par de brazos extra que le podían ser de más o menos ventaja para su uso. Sin mencionar, que no estaba atada a ciertas limitaciones del cuerpo humano en cuanto a movilidad.
La mujer sonrió, o al menos imitó un gesto que simulaba una sonrisa, con aquella boca de madera y sus falsos labios de porcelana tallada. La mujer rápidamente dispuso su brazo y la katana de su palma de forma transversal para interceptar el filo de su atacante en el propio, ¿oh no?
—Tanteando a tu oponente, ¿eh?— Los aceros chocarían, pero la mujer giraría su codo hacia adentro en un intento de apartar la katana de Akame al exterior mientras ella extendía la katana de su palma buscando apuñalarlo hacia al frente. Sin embargo, estaba consciente de que el Uchiha no se había acercado del todo y que en realidad con algo de reflejos le sería posible retroceder y evitar la estocada. La verdadera ofensiva de Kyōko ocurrió cuando una pequeña cámara se abrió justo al lado del nacimiento de la katana y de pronto un pequeño estallido de humo purpúreo los envolvió a ambos en un área de seis metros de largo y tres de ancho. —Demasiada precaución también puede ser perjudicial— Acotó, no en tono de burla, sino como si quisiera aleccionarlo.