16/12/2019, 16:21
La primera táctica del Uchiha no tardó en dar frutos, pues privada de su habilidad sensorial, Kyoko no parecía tan dispuesta para el combate como estaría en otro caso. «Já, parece que esta barrera anti-chakra no me ha perjudicado a mí tanto como a ti, maldita», se dijo Akame con cierto recochineo. Si su oponente estaba en una clara desventaja desde algún punto de vista, él como buen ninja había aprendido a identificarla y explotarla. ¿Para qué arriesgarse a cruzar aceros con ella si podía acosarla con mil y un trucos que ni siquiera vería venir?
Los hilos que sujetaba firmemente con sus manos se vieron ligeramente tensados cuando Kyoko trató de moverse; mas su poderío físico era paupérrimo, y Akame lo sabía. Cuando la marioneta humana trató de ejecutar una maniobra para saltar en el aire y abrir sus fauces, el Uchiha se limitó a tirar con fuerza de los hilos hacia abajo, buscando estamparla contra el tatami crujiente y que aquella bola de fuego que quería dispararle, acabara estallándole en la mismísima cara.
«Ah no, ni pa' el putas, vieja.»
Aprovechando la coyuntura, el exjōnin empezó a tirar de los hilos para arrastrar a Kyoko por el suelo y acercarse a una de las columas de madera que sostenían la estructura de la sala. Al llegar, intentaría derribar de una patada la pared de papel de arroz para luego dar una vuelta, y utilizar la columna de punto de apoyo improvisado para tirar de los hilos y forzar a Kyoko a verse arrastrada hacia ella... Hasta que, finalmente, quedara atrapada contra la madera.
O, al menos, ese era el plan.