13/12/2015, 21:42
El pelirrojo interrumpió la pregunta del albino, lejos de enfadarse por ésto, el chico permaneció en silencio. En la penumbra de su capucha, sus ojos observaban con lujo de detalle al susodicho chico de cabellera color carmesí. Éste afirmó que el lugar era un sitio particular. Lejos quedaba ese adjetivo a la realidad que esa urbe reflejaba. Tras de ello, se jactó con la teoría de que el mismo ser que había arrasado Kusagakure había podido ser el mismo que había arrasado esta ciudad.
«¿No sabe mantenerse calladito...?»
Con parsimonia, el albino observó a su alrededor, observando con detenimiento los destrozos que allí se podían ver. Algo llamaba su atención, ese sitio no era del todo igual. En ésta urbe, un rayo como el que escupió ese maldito demonio de 4 colas debería haber causado aún mas estragos. Era evidente que ese sitio no habría quedado en pie, al menos no con ese monstruo.
—No. No lo creo.— Respondió a la teoría del pelirrojo.
Su mirada volvió al de Uzu, el cual sin derroche se atrevió a preguntarle si sabía lo que le había pasado a Kusagakure, si había escuchado alguna historia. Ironías de la vida, si tan solo le mostrase la bandana... a lo cuál le dio una idea. Mostró la mas sádica de sus sonrisas, y llevó la mano hacia el interior de sus ropajes. Con tranquilidad, y manteniendo esa sonrisa, mostró una banda metálica que apenas relucía. Raro era que ese trozo de metal que había resistido una bijuudama aún pudiese relucir. Su deterioro era mas que notable, se veía que había sido atizada en algún conflicto. Alzó el brazo diestro hacia el chico, y no le dejó opción a la duda.
—Ese también fue un buen lugar de negocio...—
Sus palabras dejaban mucha información en el aire, y a la vez muchas dudas. ¿Se reiría de nuevo genin? Era obvio que podía estar ante uno de los genocidas, ante una bestia con cola en cuerpo humano, o ante un superviviente en busca de venganza. También cabía la posibilidad de que simplemente se hubiese beneficiado de un saqueo, o ninguna de las anteriores...
«¿No sabe mantenerse calladito...?»
Con parsimonia, el albino observó a su alrededor, observando con detenimiento los destrozos que allí se podían ver. Algo llamaba su atención, ese sitio no era del todo igual. En ésta urbe, un rayo como el que escupió ese maldito demonio de 4 colas debería haber causado aún mas estragos. Era evidente que ese sitio no habría quedado en pie, al menos no con ese monstruo.
—No. No lo creo.— Respondió a la teoría del pelirrojo.
Su mirada volvió al de Uzu, el cual sin derroche se atrevió a preguntarle si sabía lo que le había pasado a Kusagakure, si había escuchado alguna historia. Ironías de la vida, si tan solo le mostrase la bandana... a lo cuál le dio una idea. Mostró la mas sádica de sus sonrisas, y llevó la mano hacia el interior de sus ropajes. Con tranquilidad, y manteniendo esa sonrisa, mostró una banda metálica que apenas relucía. Raro era que ese trozo de metal que había resistido una bijuudama aún pudiese relucir. Su deterioro era mas que notable, se veía que había sido atizada en algún conflicto. Alzó el brazo diestro hacia el chico, y no le dejó opción a la duda.
—Ese también fue un buen lugar de negocio...—
Sus palabras dejaban mucha información en el aire, y a la vez muchas dudas. ¿Se reiría de nuevo genin? Era obvio que podía estar ante uno de los genocidas, ante una bestia con cola en cuerpo humano, o ante un superviviente en busca de venganza. También cabía la posibilidad de que simplemente se hubiese beneficiado de un saqueo, o ninguna de las anteriores...