17/01/2020, 16:59
Fue el jovencillo quien tomó el pergamino de misión, para luego devolvérselo y mirar en su propio pergamino.
—Bienvenido de vuelta —le dijo la mujer, con la placa de chunin en el hombro.
—Daigo, Daigo… Ah, sí, aquí está. Uou, tres semanitas de misión, ¿eh? Espero que todo te saliese bien —comentó, sin despegar la vista del pergamino mientras hacía unos rápidos apuntes.
—¿A quién te has traído? —quiso saber la chunin, desviando la mirada hacia el trío de mujeres que se habían quedado algo relegadas, en medio del puente.
—Bienvenido de vuelta —le dijo la mujer, con la placa de chunin en el hombro.
—Daigo, Daigo… Ah, sí, aquí está. Uou, tres semanitas de misión, ¿eh? Espero que todo te saliese bien —comentó, sin despegar la vista del pergamino mientras hacía unos rápidos apuntes.
—¿A quién te has traído? —quiso saber la chunin, desviando la mirada hacia el trío de mujeres que se habían quedado algo relegadas, en medio del puente.
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