20/01/2020, 14:51
Daigo no halló sorpresa en el rostro bronceado de Kenzou. Tampoco irritación. O siquiera enfado. Simplemente… decepción. En sus ojos. En su ligera negación con la cabeza. En toda su expresión corporal.
—Pero, Daigo… ¿No te pedí que no te marchases de allí hasta recuperar el contrato? Si no querían ayuda shinobi, ¡tenías que haberles hecho ver que lo necesitaban! —Kenzou no elevó la voz, simplemente subió algo el tono. Suspiró—. Quizá es culpa mía, tenía que haberte dicho mis verdaderas intenciones. Pensaba que si no sabías toda la verdad, entonces no tendrías necesidad de mentir y sería una preocupación menos para ti.
Pero también había pensado que había motivado y espoleado lo suficiente a aquel chico como para que prefiriese morir antes de volver con las manos vacías. ¿Se estaría haciendo viejo?
—Sí, Daigo-kun. Yo sabía que algo raro estaba pasando. Los informes de los Chunins asesinados nos decían que se estaban realizando ciertos experimentos en el piso menos tres. Por eso era tan importante que recuperásemos el contrato. No solo por limpiar nuestra imagen en el País del Viento, sino para seguir teniendo ojos allí.
—Pero, Daigo… ¿No te pedí que no te marchases de allí hasta recuperar el contrato? Si no querían ayuda shinobi, ¡tenías que haberles hecho ver que lo necesitaban! —Kenzou no elevó la voz, simplemente subió algo el tono. Suspiró—. Quizá es culpa mía, tenía que haberte dicho mis verdaderas intenciones. Pensaba que si no sabías toda la verdad, entonces no tendrías necesidad de mentir y sería una preocupación menos para ti.
Pero también había pensado que había motivado y espoleado lo suficiente a aquel chico como para que prefiriese morir antes de volver con las manos vacías. ¿Se estaría haciendo viejo?
—Sí, Daigo-kun. Yo sabía que algo raro estaba pasando. Los informes de los Chunins asesinados nos decían que se estaban realizando ciertos experimentos en el piso menos tres. Por eso era tan importante que recuperásemos el contrato. No solo por limpiar nuestra imagen en el País del Viento, sino para seguir teniendo ojos allí.