22/01/2020, 14:20
Los ojos de Daigo se iluminaron mientras contemplaba maravillado como todo a su alrededor era rajado y cortado por su técnica. Todo a su alrededor excepto Kenzou-sama, porque él era el hombre más fuerte del mundo.
«Es... ¡Increíble!
Y aún después de recibir la técnica del peliverde en su totalidad, Kenzou no necesitó ni un solo segundo para desaparecer de la vista del genin.
El más rápido, el más resistente, el más fuerte. Ese era Moyashi Kenzou.
¡PAMPAMPAM! El chico ni siquiera supo por donde le venían las patadas. ¡BAM! Con una última patada, el joven salió despedido contra el suelo, estrellándose con fuerza.
Desde el suelo, apenas podía escuchar la voz distorsianada de Kenzou. Curioso, ¿verdad? Aquella fue la primera voz que escuchó cuando estuvo a punto de morir en el desierto.
Intentó levantarse una vez, solo para caer bruces contra el suelo.
Veía doble y su cuerpo parecía no responderle adecuadamente. Le temblaban los brazos y las piernas. Ya estaba agotado y su chakra escaseaba. Pero no podía rendirse, no frente a Kenzou, no cuando había descubierto su verdadero poder.
Con la rodilla izquierda hincada en el suelo, el boxeador consiguió apoyar su pie derecho. Tenía que demostrarle que podía confiar en él, porque Tsukiyama Daigo no se rendía.
—Es... estoy... bien... —intentó sonreír, pero hasta su sonrisa salió temblorosa—. No... baje la guardia.
Su pie empezó a brillar débilmente, igual que su puño, cerrado sin apenas fuerza en él, apenas la suficiente para ser lanzado una vez más. Sus ojos, aún así, no perdieron fuerza. Miraban a Kenzou directamente, haciéndole saber que volvería a atacar.
Rugió y saltó, sin preocuparse por lo que pasaría después.
Vida–
Chakra–
*Contra todo pronóstico activado
Inventario:
«Es... ¡Increíble!
Y aún después de recibir la técnica del peliverde en su totalidad, Kenzou no necesitó ni un solo segundo para desaparecer de la vista del genin.
El más rápido, el más resistente, el más fuerte. Ese era Moyashi Kenzou.
¡PAMPAMPAM! El chico ni siquiera supo por donde le venían las patadas. ¡BAM! Con una última patada, el joven salió despedido contra el suelo, estrellándose con fuerza.
Desde el suelo, apenas podía escuchar la voz distorsianada de Kenzou. Curioso, ¿verdad? Aquella fue la primera voz que escuchó cuando estuvo a punto de morir en el desierto.
Intentó levantarse una vez, solo para caer bruces contra el suelo.
Veía doble y su cuerpo parecía no responderle adecuadamente. Le temblaban los brazos y las piernas. Ya estaba agotado y su chakra escaseaba. Pero no podía rendirse, no frente a Kenzou, no cuando había descubierto su verdadero poder.
Con la rodilla izquierda hincada en el suelo, el boxeador consiguió apoyar su pie derecho. Tenía que demostrarle que podía confiar en él, porque Tsukiyama Daigo no se rendía.
—Es... estoy... bien... —intentó sonreír, pero hasta su sonrisa salió temblorosa—. No... baje la guardia.
Su pie empezó a brillar débilmente, igual que su puño, cerrado sin apenas fuerza en él, apenas la suficiente para ser lanzado una vez más. Sus ojos, aún así, no perdieron fuerza. Miraban a Kenzou directamente, haciéndole saber que volvería a atacar.
Rugió y saltó, sin preocuparse por lo que pasaría después.
Vida
11/200
-120
–Chakra
-1/160
-30
–*Contra todo pronóstico activado
Inventario:
- Hitai-ate (Frente)
- Esposas supresoras de chakra (colgadas de la parte derecha de su cadera)
- Esposas supresoras de chakra (colgadas de la parte izquierda de su cadera)
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.