23/01/2020, 15:33
Kenzou sonrió, una sonrisa amable, sincera. Orgullosa. A Daigo se le quedó grabada en la retina. Fue la última que vio de su Morikage.
—Ya habrá tiempo para eso. ¡Toda una vida! —dijo, esquivo. Ya habría tiempo. Ya habría tiempo…—. Oh, por cierto. Traer a la esclava estuvo muy bien, pero en vistas de que solo cumpliste con la mitad de mi encargo… cobrarás lo que corresponde. Es decir, la mitad también. —Así estaba convencido de que, para la próxima, no se iría de la misión hasta cumplirla de verdad. Sabía que podía hacerlo. Hacía una hora, en el tatami, se lo había demostrado—. Nos vemos pronto, ¡muchacho!
»Y recuerda, ¡me debes un combate!
Y fue así como Kenzou desapareció en una nube de humo. Y fue así como Kenzou dejó con la intriga al joven genin. ¿Qué sería aquello que pretendía decirle? Podría llegar a imaginarse muchas cosas, pero, gracias a Juro, la dura realidad era que...
... nunca lo sabría.
—Ya habrá tiempo para eso. ¡Toda una vida! —dijo, esquivo. Ya habría tiempo. Ya habría tiempo…—. Oh, por cierto. Traer a la esclava estuvo muy bien, pero en vistas de que solo cumpliste con la mitad de mi encargo… cobrarás lo que corresponde. Es decir, la mitad también. —Así estaba convencido de que, para la próxima, no se iría de la misión hasta cumplirla de verdad. Sabía que podía hacerlo. Hacía una hora, en el tatami, se lo había demostrado—. Nos vemos pronto, ¡muchacho!
»Y recuerda, ¡me debes un combate!
Y fue así como Kenzou desapareció en una nube de humo. Y fue así como Kenzou dejó con la intriga al joven genin. ¿Qué sería aquello que pretendía decirle? Podría llegar a imaginarse muchas cosas, pero, gracias a Juro, la dura realidad era que...
... nunca lo sabría.