23/01/2020, 23:20
—Verás, cuando me dedicaba a viajar por el mundo no solo me limité a recolectar todo tipo de souvenirs y recuerdos. También… esto —abrió las manos, señalando cada pergamino como si fuese una joya preciosísima—. El corazón de los ninjas de todos los rincones de Oonindo. De criminales y bandidos incluso. De ninja de toda Villa y de toda tierra. De toda sangre y de todo clan. Sus mejores técnicas, Daigo. Eso me ofrecieron. Guardadas en un pergamino gracias a mi destreza con el fuuinjutsu. ¡La propia Kasaru me ofreció el suyo!
Sí, había oído bien. Contenido en aquella habitación estaban todos los jutsus habidos y por haber. O eso, al menos, aseguraba Toru.
—Por desgracia, tras un pequeño incidente con cierto gato… Bueno, me encontré con todas las estanterías tiradas en el suelo. No hubo daños graves, pero… Se me descatalogaron todos los pergaminos. Así que no sé qué pergamino guarda qué técnica.
Putos gatos. Siempre le habían caído mal. El sentimiento era mutuo, eso podía asegurarlo.
—Adelante, Daigo. Quiero que tomes uno de estos pergaminos. Escoge uno al azar. Y, quizá… Quizá Kasaru, indirectamente, te salve la vida una segunda vez.
Sí, había oído bien. Contenido en aquella habitación estaban todos los jutsus habidos y por haber. O eso, al menos, aseguraba Toru.
—Por desgracia, tras un pequeño incidente con cierto gato… Bueno, me encontré con todas las estanterías tiradas en el suelo. No hubo daños graves, pero… Se me descatalogaron todos los pergaminos. Así que no sé qué pergamino guarda qué técnica.
Putos gatos. Siempre le habían caído mal. El sentimiento era mutuo, eso podía asegurarlo.
—Adelante, Daigo. Quiero que tomes uno de estos pergaminos. Escoge uno al azar. Y, quizá… Quizá Kasaru, indirectamente, te salve la vida una segunda vez.
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