24/01/2020, 00:55
(Última modificación: 24/01/2020, 00:55 por Tsukiyama Daigo.)
Daigo miró el pergamino que había tomado durante unos segundos. No tenía ni idea de lo que había dentro suyo, pero una cosa era cierta: se lo debía a Kasaru, y a la vez se lo había ganado. Por eso tenerlo en sus manos le dio confianza.
«Gracias, Kasaru-san. Prometo que lo usaré bien».
Ahora, ¿qué pasaría el día que lo abriese? El consejo de Toru le daba a entender que podría pasar cualquier cosa, así que debía... ¿estar preparado para todo?
¿Pero cómo podía uno hacer eso?
—Yo... lo tendré en cuenta —respondió ante su consejo, sin saber en verdad qué hacer al respecto—. De verdad se lo agradezco, Toru-san.
«Gracias, Kasaru-san. Prometo que lo usaré bien».
Ahora, ¿qué pasaría el día que lo abriese? El consejo de Toru le daba a entender que podría pasar cualquier cosa, así que debía... ¿estar preparado para todo?
¿Pero cómo podía uno hacer eso?
—Yo... lo tendré en cuenta —respondió ante su consejo, sin saber en verdad qué hacer al respecto—. De verdad se lo agradezco, Toru-san.
¡Muchas gracias a Nao por el sensual avatar y a Ranko por la pedazo de firma!
Team pescado.