En la búsqueda del lago

[Sasagani Yota]

Era inevitable, la primera reacción después de ver y experimentar el hecho de que Kumopansa era capaz de hablar siempre era la misma: sorpresa, incredulidad, tartamudeo... En aquella ocasión no iba a ser distinto y la palidez en el rostro del chico era buena prueba de ello.

—¡Hostia!

«Ahí vamos de nuevo»

Tanto Kumopansa como yo mismo sabíamos que venía tras aquel solitario hostia.

. Espera

Y luego...

. ¿Hablas?

Y entonces nos percatamos ambos, como un fino destello, el sol dejó entrever el símbolo del Remolino en en cinto del muchacho, que por cierto se le veía algo más joven que nosotros.

— Mira, Yota, me tenéis hasta los quelíceros, tío. ¿Qué pasa? ¿Cómo soy una jodida araña no tengo derecho a hablar como lo hacéis los humanos? pff...

—Cálmate un poco que no es para tanto — dije buscando los orbes verdosos del muchacho para hacer contacto visual y así el chico podría ver el símbolo de la Hierba en mi frente, tal y como yo había visto el Remolino en su cinto. Extendí mi mano diestra para estrecharla — Soy Sasagani Yota y esta es Kumopansa, una buena amiga