28/01/2020, 21:29
El genin acompañó a la muchacha sin prisa pero sin pausa, buscando algún lugar donde poder pasar un rato más ameno. Al final, el sitio se les presentó en forma de un pequeño bar al cual la Jōnin le guió y se dispusieron entonces a tomar asiento.
—Huh, dudo que aquí tengan batido de chocolate— Se rascó un poco la nuca. Después de todo lo normal era tener bebidas alcohólicas y si bien el podía tolerar aquel químico, no tomaba a menos que fuese algo estrictamente necesario o por alguna ocasión especial. —Creo que deberían tener alguna botana como nachos o bolitas de pulpo, ya si eso veré si tienen alguna otra bebida como té frío o algo por el estilo, si no supongo que me tocará tragarme aunque sea agua pura. ¡Kuchiuuuu...!— suspiró algo desilusionado.
"Pero si ella eligió este sitio Lobo no puede negarse." Esperaría entonces a que ella llamase al mesero o similar para que les tomasen la orden. Una vez resuelto ese asunto, procedería a continuar su plática en donde la habían dejado.
—Volviendo al tema, como digo es una historia larga...— Se recostó en el respaldo de la silla, se cruzó de brazos y reclinó la cabeza hacia atrás mientras observaba el techo del bar. —Todo empezó cuando yo aún era muy pequeño, al punto que realmente no lo recuerdo bien. Mi abuelo solía poner un viejo gramófono todas las noches antes de dormir, porque parecía que era lo único que podía tranquilizarme. Con el tiempo, recuerdo que me gustaba imitar y cantar las canciones que escuchaba. Sentía que las letras me querían decir algo, y que podía tomarlas y hacerlas parte de mi vida. Mi padre entonces me regaló mi primera guitarra, aunque ahora la tengo guardada allá en mi habitación... Yo quería escribir canciones como aquellas y compartirlas con los demás, pero mi abuelo por otro lado me forzó a entrenamientos rígidos para convertirme en shinobi. Me sentí un poco comprometido, pues se supone que vengo de familia de tradición shinobi y aunque me negase mi abuelo me hacia la vida cuadritos con los entrenamientos. Papá me dijo que si no quería ser un shinobi podía hacer lo que quisiera, aunque en el fondo empecé a creer que como shinobi también podía hacerme una fama para darme a conocer. Al final me convertí en ambas cosas, soy un ninja de Amegakure y pretendo no solo llevar orgulloso el linaje de mi familia, sino que también quiero que me reconozcan cómo un artista.
»Una amiga me dijo que había un gran festival de música en Tanzaku Gai, pero por esas fechas de otoño me tocó hacer una misión hasta la otra punta del mapa en Yukio y me lo perdí.
El genin entonces agachó la cabeza con pesadez y dejó ambos brazos colgando con resignación.
—Huh, dudo que aquí tengan batido de chocolate— Se rascó un poco la nuca. Después de todo lo normal era tener bebidas alcohólicas y si bien el podía tolerar aquel químico, no tomaba a menos que fuese algo estrictamente necesario o por alguna ocasión especial. —Creo que deberían tener alguna botana como nachos o bolitas de pulpo, ya si eso veré si tienen alguna otra bebida como té frío o algo por el estilo, si no supongo que me tocará tragarme aunque sea agua pura. ¡Kuchiuuuu...!— suspiró algo desilusionado.
"Pero si ella eligió este sitio Lobo no puede negarse." Esperaría entonces a que ella llamase al mesero o similar para que les tomasen la orden. Una vez resuelto ese asunto, procedería a continuar su plática en donde la habían dejado.
—Volviendo al tema, como digo es una historia larga...— Se recostó en el respaldo de la silla, se cruzó de brazos y reclinó la cabeza hacia atrás mientras observaba el techo del bar. —Todo empezó cuando yo aún era muy pequeño, al punto que realmente no lo recuerdo bien. Mi abuelo solía poner un viejo gramófono todas las noches antes de dormir, porque parecía que era lo único que podía tranquilizarme. Con el tiempo, recuerdo que me gustaba imitar y cantar las canciones que escuchaba. Sentía que las letras me querían decir algo, y que podía tomarlas y hacerlas parte de mi vida. Mi padre entonces me regaló mi primera guitarra, aunque ahora la tengo guardada allá en mi habitación... Yo quería escribir canciones como aquellas y compartirlas con los demás, pero mi abuelo por otro lado me forzó a entrenamientos rígidos para convertirme en shinobi. Me sentí un poco comprometido, pues se supone que vengo de familia de tradición shinobi y aunque me negase mi abuelo me hacia la vida cuadritos con los entrenamientos. Papá me dijo que si no quería ser un shinobi podía hacer lo que quisiera, aunque en el fondo empecé a creer que como shinobi también podía hacerme una fama para darme a conocer. Al final me convertí en ambas cosas, soy un ninja de Amegakure y pretendo no solo llevar orgulloso el linaje de mi familia, sino que también quiero que me reconozcan cómo un artista.
»Una amiga me dijo que había un gran festival de música en Tanzaku Gai, pero por esas fechas de otoño me tocó hacer una misión hasta la otra punta del mapa en Yukio y me lo perdí.
El genin entonces agachó la cabeza con pesadez y dejó ambos brazos colgando con resignación.