29/01/2020, 00:48
El bijū lanzó una última declaración de intenciones, o más bien, de no intenciones: ni poseería a Ayame —«No confío en ti»—, ni destruiría Amegakure —«Jamás te lo permitiría»—. Sólo quería vivir. En paz. «Todos queremos eso. Pero es una hazaña imposible.»
El cuerpo de Ayame se derrumbó de rodillas junto a ella, y los jadeos anunciaron que ella había vuelto a su ser.
—Lo siento... Yui-sama... —dijo Ayame. La verdadera. Sus ojos volvían a ser suyos—. Pensé... que si se lo decía... yo... Kokuō...
—Se ha ido muy pronto —dijo—. ¡Todavía tenemos cosas que hablar, Kokuō! ¡Viviendo en Ayame, estás viviendo en mi aldea! ¡Aquí, yo mando! —bramó, mirando a Ayame a los ojos. Estaba llorando—. ¿Qué coño pasa con Kurama, entonces? ¿No tienes los mismos objetivos que él? ¡Voy a estar en contra de ese bastardo! ¡Y si eso te va a hacer interponerte en mi camino... vas a tenerme en contra! ¿¡Me oyes!?
»¡Sólo me digno a hablar contigo por Ayame! ¡Por Ayame! Y tú, muchacha, tú... cómo se te ocurre hacer algo así. Y menos sin decírmelo. ¡Tienes unos ovarios como dos carruajes, imbécil! —Yui empujó a Ayame para tirarla al suelo de culo. Rio nerviosa—. ¡Hacer las paces con los bijū! ¡Pero qué cojones!
»¡Qué cojones, qué coño, qué mierda joder! ¡En qué mundo de locos nos ha tocado vivir! ¡Primero ese hijo de puta de Kurama con sus Generales, y ahora esto! ¡Esto...! ¡¡NO LO ENTIENDO, ME CAGO EN LA PUTA!! ¡Ojalá estuviera Shanise aquí, no lo entiendo, joder, no lo entiendo!
El cuerpo de Ayame se derrumbó de rodillas junto a ella, y los jadeos anunciaron que ella había vuelto a su ser.
—Lo siento... Yui-sama... —dijo Ayame. La verdadera. Sus ojos volvían a ser suyos—. Pensé... que si se lo decía... yo... Kokuō...
—Se ha ido muy pronto —dijo—. ¡Todavía tenemos cosas que hablar, Kokuō! ¡Viviendo en Ayame, estás viviendo en mi aldea! ¡Aquí, yo mando! —bramó, mirando a Ayame a los ojos. Estaba llorando—. ¿Qué coño pasa con Kurama, entonces? ¿No tienes los mismos objetivos que él? ¡Voy a estar en contra de ese bastardo! ¡Y si eso te va a hacer interponerte en mi camino... vas a tenerme en contra! ¿¡Me oyes!?
»¡Sólo me digno a hablar contigo por Ayame! ¡Por Ayame! Y tú, muchacha, tú... cómo se te ocurre hacer algo así. Y menos sin decírmelo. ¡Tienes unos ovarios como dos carruajes, imbécil! —Yui empujó a Ayame para tirarla al suelo de culo. Rio nerviosa—. ¡Hacer las paces con los bijū! ¡Pero qué cojones!
»¡Qué cojones, qué coño, qué mierda joder! ¡En qué mundo de locos nos ha tocado vivir! ¡Primero ese hijo de puta de Kurama con sus Generales, y ahora esto! ¡Esto...! ¡¡NO LO ENTIENDO, ME CAGO EN LA PUTA!! ¡Ojalá estuviera Shanise aquí, no lo entiendo, joder, no lo entiendo!