31/01/2020, 17:55
Eri escuchó atentamente como Kingu explicaba sus problemas con Otome —su hacha—, y aunque no podía levantarla con ambas manos, parecía complicada de hacerle frente. Miró con admiración su mango desde detrás, realmente deseaba tener un arma así de épica, cuanto menos.
—Aunque aún así no puedo levantarla con una mano, y si lo hago no me es fácil maniobrarla. No es el arma más cómoda del mundo, pero hay pocas cosas en esta vida que puedan pararle un golpe de frente.
—Es increíble el aprecio con el que hablas de Otome —elogió la chica, justo antes de ir a pagar.
Cuando volvió, se encogió de hombros cuando la comparó con Ayame sobre la cuenta. No tenía problemas en invitar a alguien con quien estaba a gusto, así que por ella no había problema igualmente.
—¿Tienes alguna idea de qué clase de arma quieres? Podrías comprarte otra wakizashi, o una espada más grande... ¿Quizá podrías buscar algo más intimidante? He escuchado que las guadañas son muy difíciles de desviar, ¡además que imponen respeto!
—Pues, nunca lo había pensado —sopesó ella, sin volver a sentarse—. No sé si me gustan del todo las katanas, mi hermano usa Naginatas pero nunca le he visto llevarlas en combate, hachas son demasiado pesadas... Y no lo sé, la verdad, ¿qué me recomendarías? Por mi complexión, vaya.
—Aunque aún así no puedo levantarla con una mano, y si lo hago no me es fácil maniobrarla. No es el arma más cómoda del mundo, pero hay pocas cosas en esta vida que puedan pararle un golpe de frente.
—Es increíble el aprecio con el que hablas de Otome —elogió la chica, justo antes de ir a pagar.
Cuando volvió, se encogió de hombros cuando la comparó con Ayame sobre la cuenta. No tenía problemas en invitar a alguien con quien estaba a gusto, así que por ella no había problema igualmente.
—¿Tienes alguna idea de qué clase de arma quieres? Podrías comprarte otra wakizashi, o una espada más grande... ¿Quizá podrías buscar algo más intimidante? He escuchado que las guadañas son muy difíciles de desviar, ¡además que imponen respeto!
—Pues, nunca lo había pensado —sopesó ella, sin volver a sentarse—. No sé si me gustan del todo las katanas, mi hermano usa Naginatas pero nunca le he visto llevarlas en combate, hachas son demasiado pesadas... Y no lo sé, la verdad, ¿qué me recomendarías? Por mi complexión, vaya.