12/02/2020, 00:08
— No podemos hacer nada, este animal está condenado, fíjate bien.
Pero Eri no quería fijarse, no quería ver como el animal sufría una muerte lenta y dolorosa mientras se desangraba en contra de su voluntad. ¿Quién ser tan horrible y sanguinario haría semejante cosa? La chica se mordió el labio y le miró de nuevo, no podía ser, no podía dejarlo...
—Yota, no... Algo... Algo... Podríamos... —pedía, desesperada, sabiendo que por mucho que luchara no lograría hacer nada por el pobre can que gimoteaba, pidiendo que acabasen con aquel sufrimiento. Y ella quería, quería salvarlo y que estuviera de nuevo con sus dueños, pero no, no podía, y por mucho que le doliera aceptarlo, apretaba los puños y sofocaba las lágrimas que no podía derramar porque era una maldita kunoichi y no podía dejar que sus sentimientos nublasen su visión.
«¿Por qué tiene que pasar esto...?» Se lamentaba en su interior, bajando la mirada poco a poco mientras se sujetaba con su diestra la otra mano, apretándola para focalizar su atención en el dolor físico antes que en el de su pecho, que luchaba por mantenerse ahí presente.
— Esto es lo que tenemos que hacer.
—...Lo siento —murmuró al animal, aun con la cabeza gacha, intentando no mirar, intentando no llorar.
Intentando no sentir.
Pero Eri no quería fijarse, no quería ver como el animal sufría una muerte lenta y dolorosa mientras se desangraba en contra de su voluntad. ¿Quién ser tan horrible y sanguinario haría semejante cosa? La chica se mordió el labio y le miró de nuevo, no podía ser, no podía dejarlo...
—Yota, no... Algo... Algo... Podríamos... —pedía, desesperada, sabiendo que por mucho que luchara no lograría hacer nada por el pobre can que gimoteaba, pidiendo que acabasen con aquel sufrimiento. Y ella quería, quería salvarlo y que estuviera de nuevo con sus dueños, pero no, no podía, y por mucho que le doliera aceptarlo, apretaba los puños y sofocaba las lágrimas que no podía derramar porque era una maldita kunoichi y no podía dejar que sus sentimientos nublasen su visión.
«¿Por qué tiene que pasar esto...?» Se lamentaba en su interior, bajando la mirada poco a poco mientras se sujetaba con su diestra la otra mano, apretándola para focalizar su atención en el dolor físico antes que en el de su pecho, que luchaba por mantenerse ahí presente.
— Esto es lo que tenemos que hacer.
—...Lo siento —murmuró al animal, aun con la cabeza gacha, intentando no mirar, intentando no llorar.
Intentando no sentir.