12/02/2020, 20:29
(Última modificación: 16/02/2020, 23:47 por Sagiso Ranko. Editado 1 vez en total.
Razón: Edité huevos vacíos por huecos. Lel.
)
Inspirada por el liderazgo de Sora, Ranko asintió y fue tras ella, caminando a la par de Yota.
Más o menos media hora después de caminar hacia el suroeste, los árboles comenzaron a ceder y a transformarse en áreas de cultivo. No tardaron en divisar un huerto, cercado con una valla de madera y malla metálica, y con una casa amplia y un cobertizo pequeño dentro de sus límites.
Las parcelas parecían haber sido el parque de juegos de un perro travieso: varias hortalizas estaban desparramadas sobre el suelo, aunque casi todas habían sido desenterradas; había pedazos de raíz y hojas por doquier, y huecos en la tierra. Un par de jóvenes trabajaban con sendas herramientas, intentando arreglar lo que podían. En el borde de la valla había dos personas más, un hombre calvo de barba corta conversaba desde fuera de la valla con una mujer madura de cabellos cobrizos recogidos en un moño, quien estaba dentro de la propiedad y lanzaba improperios cada dos que tres, visiblemente fúrica.
—(...) ¡de todo eso! ¡Cuánto maldito gasto, y tiempo, y esfuerzo! ¡Pero qué hijos de su malnacida madre! ¡Si los hubiera agarrado, les reviento su puta cara con un mazo!
El hombre solo suspiraba y asentía.
Más o menos media hora después de caminar hacia el suroeste, los árboles comenzaron a ceder y a transformarse en áreas de cultivo. No tardaron en divisar un huerto, cercado con una valla de madera y malla metálica, y con una casa amplia y un cobertizo pequeño dentro de sus límites.
Las parcelas parecían haber sido el parque de juegos de un perro travieso: varias hortalizas estaban desparramadas sobre el suelo, aunque casi todas habían sido desenterradas; había pedazos de raíz y hojas por doquier, y huecos en la tierra. Un par de jóvenes trabajaban con sendas herramientas, intentando arreglar lo que podían. En el borde de la valla había dos personas más, un hombre calvo de barba corta conversaba desde fuera de la valla con una mujer madura de cabellos cobrizos recogidos en un moño, quien estaba dentro de la propiedad y lanzaba improperios cada dos que tres, visiblemente fúrica.
—(...) ¡de todo eso! ¡Cuánto maldito gasto, y tiempo, y esfuerzo! ¡Pero qué hijos de su malnacida madre! ¡Si los hubiera agarrado, les reviento su puta cara con un mazo!
El hombre solo suspiraba y asentía.
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)