13/02/2020, 17:58
El hombre soltó un eructo mientras la kunoichi hablaba, cerrando un ojo mientras intentaba prestar atención. Conforme hablaba, convencía menos al hombre de lo que estaba haciendo. El sujeto alzó la vieja cañería oxidada y golpeó un bote de basura cercano, tirándolo al suelo y desparramando sus desperdicios por el suelo.
—¡Aquí no hay perros callejeros!— Gritó, escupiendo algunas gotas de saliva maloliente que cayeron en la cara de la jovencita. —Mi perro es mi perro, soy su dueño y hago con él lo que se me da la puta gana. Tú no tienes que meterte dónde no te importa. ¡FUERA DE MI PROPIEDAD!— Alzó nuevamente el tubo.
—¡Aquí no hay perros callejeros!— Gritó, escupiendo algunas gotas de saliva maloliente que cayeron en la cara de la jovencita. —Mi perro es mi perro, soy su dueño y hago con él lo que se me da la puta gana. Tú no tienes que meterte dónde no te importa. ¡FUERA DE MI PROPIEDAD!— Alzó nuevamente el tubo.