17/02/2020, 19:14
Por más que buscó, el perro no había dejado más que un hueso ya chupado sin nada, así que ella se había quedado sin nada que pudiese usar de cebo. Al menos había atrapado al revoltoso gato que aterrorizaba a los vecinos durante las madrugadas, por lo que no se fue del todo con las manos vacías.
Al regresar a la veterinaria con el nuevo huésped, el doberman la recibió nuevamente, aunque frunció el hocico al sentir el aroma proveniente de la caja.
El gato seguía gruñendo, pero volvió a alborotarse en cuanto sintió la presencia del can.
—Oh por favor. Este parece del tipo que no se queda feliz hasta que halla dejado su aroma sobre toda cosa posible. ¿Cuál es el problema que tienen los gatos? Arguh— Gruñó mientras se acercaba hasta la jaula. —Dámelo aquí e iré a por otra jaula, que si a este lo dejamos libre aquí adentro se volverá un caos. A algunos les toma más tiempo tomar confianza a los demás; probablemente él no fuese abandonado sino que siempre se crió en la calle— Dijo esperando para tomar la agarradera con el hocico a la espera que la kunoichi lo soltase. —Lo- cimarrone- siempr- so- cas- difíci-. Péram- qui- — Dijo mientras se llevaba al gato a alguna de las salas.
Al volver, el can traía una jaula idéntica a la anterior, dejándola a los pies de la genin.
—Van cuatro, tres más y cumplimos la cuota— Le animó.
Al regresar a la veterinaria con el nuevo huésped, el doberman la recibió nuevamente, aunque frunció el hocico al sentir el aroma proveniente de la caja.
El gato seguía gruñendo, pero volvió a alborotarse en cuanto sintió la presencia del can.
—Oh por favor. Este parece del tipo que no se queda feliz hasta que halla dejado su aroma sobre toda cosa posible. ¿Cuál es el problema que tienen los gatos? Arguh— Gruñó mientras se acercaba hasta la jaula. —Dámelo aquí e iré a por otra jaula, que si a este lo dejamos libre aquí adentro se volverá un caos. A algunos les toma más tiempo tomar confianza a los demás; probablemente él no fuese abandonado sino que siempre se crió en la calle— Dijo esperando para tomar la agarradera con el hocico a la espera que la kunoichi lo soltase. —Lo- cimarrone- siempr- so- cas- difíci-. Péram- qui- — Dijo mientras se llevaba al gato a alguna de las salas.
Al volver, el can traía una jaula idéntica a la anterior, dejándola a los pies de la genin.
—Van cuatro, tres más y cumplimos la cuota— Le animó.