18/02/2020, 20:52
No hubieron más interrupciones. Los verdugos de aquel pobre perro se iban revolviendo tanto en mis mis manos como en las de Eri, ya que cada uno transportaba uno de ellos, pero no volvieron a abrir la boca. Finalmente entendieron que de volver a hacerlo, era posible que hubieran represalias más allá de unos cuantos insultos.
De esta forma, volvimos sobre nuestros pasos hasta Minori. La poca gente que había por las calles nos miraban con la sorpresa de ver los dos prisioneros. Pero no nos dirigimos hasta las autoridades. No, antes debíamos ofrecerle la posibilidad al dueño del bar que nos había pedido que encontrásemos a su perro que tuviera la oportunidad de la venganza. Había gente que necesitaba ese tipo de cosas y, posiblemente yo fuese una de esas personas. a veces temía por que llegase ese momento con Juro. No sería fácil, dar muerte al que fue tu mejor amigo y con el que podía decírmelo todo. Ahora un criminal de la aldea...
La puerta se abrió violentamente y accedimos los cuatro a su interior. Yo lo hice arrojando el lastre que transportaba al suelo, haciéndolo rodar y cayendo hasta los pies de la persona que lideraba aquel negocio.
— ¿Qué está pasando aquí?
Miré a Eri. Era una de aquellas miradas que no necesitaban de palabras. Le estaba pidiendo que fuese ella quien le contase las trágicas noticias.
De esta forma, volvimos sobre nuestros pasos hasta Minori. La poca gente que había por las calles nos miraban con la sorpresa de ver los dos prisioneros. Pero no nos dirigimos hasta las autoridades. No, antes debíamos ofrecerle la posibilidad al dueño del bar que nos había pedido que encontrásemos a su perro que tuviera la oportunidad de la venganza. Había gente que necesitaba ese tipo de cosas y, posiblemente yo fuese una de esas personas. a veces temía por que llegase ese momento con Juro. No sería fácil, dar muerte al que fue tu mejor amigo y con el que podía decírmelo todo. Ahora un criminal de la aldea...
La puerta se abrió violentamente y accedimos los cuatro a su interior. Yo lo hice arrojando el lastre que transportaba al suelo, haciéndolo rodar y cayendo hasta los pies de la persona que lideraba aquel negocio.
— ¿Qué está pasando aquí?
Miré a Eri. Era una de aquellas miradas que no necesitaban de palabras. Le estaba pidiendo que fuese ella quien le contase las trágicas noticias.
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa