21/02/2020, 00:25
La mujer chasqueó la lengua e hizo un gesto de pocos amigos mientras soltaba un "sí, claro" muy bajo. El hombre, por otra parte, alzó la mirada, con leves ánimos en sus ojos.
—Oh, ¿Usted es la shinobi que mandaron? Un gusto, un gusto —El hombre se inclinó brevemente para saludarla —. Si busca a Tamanegiya Sairō, soy yo. Mucho gusto. Yo pedí a Kusagakure ayuda con esos maleantes. Vine aquí a ver a Furikasa-san, pero…
—¡Esos bastardos atacaron mi huerto de nuevo! —estalló Furikasa, la mujer —. ¡Yo estaba lista para detenerlos a palazos, pero atacaron justo después de media noche! ¡O a la una, tal vez! Aquí nos vamos a la cama temprano, pues nos levantamos con el alba. ¡Cuando me desperté ya habían hecho su desastre! ¡Maldición!
Sairō suspiró y se encogió de hombros.
—Sólo una vez los hemos visto claramente. Mi hija y yo los vimos una madrugada. No sabemos cuántos son, pero o atacan muy rápido o son muchos, para lograr arrancar tanto en una noche… Y esa vez no escuchamos más ruido que pasos en la tierra. Vestían… pantalones y camisa de mangas largas muy toscos, de color azul oscuro, casi negro. No sé qué de traerán… ¡Las hortalizas que se llevan rara vez están para cosecharse!
—¡Los malditos a veces tiran las verduras en el camino o en el bosque! ¡AAAAGH!
Mientras tanto, el toque de Yota sobre la puerta fue atendido por la mujer joven, quien se había apresurado a ir.
—¿Sí? Estamos un poco ocupados, así que si esperan un poco. ¿Sí?
Ranko se sintió algo inhibida por ello, pero después de carraspear muy quedamente, logró soltar algo
—D-d-dis… c-culpe… S-somos…
Pero la mujer pronto reparó en las bandanas que adornaban el cuello y la frente de los genin, y pareció alegrarse de verlos.
—Oooh… Ustedes son de Kusagakure ¿Sí? Padre dijo que vendrían, pero no sabíamos cuándo, o si sería hoy siquiera jajaja. Me llamo Tamanegiya Itsumi. Supongo que... revisarán el huerto, ¿Sí? —Le dirigió sendas miradas a los ninjas, esperando respuesta.
—Oh, ¿Usted es la shinobi que mandaron? Un gusto, un gusto —El hombre se inclinó brevemente para saludarla —. Si busca a Tamanegiya Sairō, soy yo. Mucho gusto. Yo pedí a Kusagakure ayuda con esos maleantes. Vine aquí a ver a Furikasa-san, pero…
—¡Esos bastardos atacaron mi huerto de nuevo! —estalló Furikasa, la mujer —. ¡Yo estaba lista para detenerlos a palazos, pero atacaron justo después de media noche! ¡O a la una, tal vez! Aquí nos vamos a la cama temprano, pues nos levantamos con el alba. ¡Cuando me desperté ya habían hecho su desastre! ¡Maldición!
Sairō suspiró y se encogió de hombros.
—Sólo una vez los hemos visto claramente. Mi hija y yo los vimos una madrugada. No sabemos cuántos son, pero o atacan muy rápido o son muchos, para lograr arrancar tanto en una noche… Y esa vez no escuchamos más ruido que pasos en la tierra. Vestían… pantalones y camisa de mangas largas muy toscos, de color azul oscuro, casi negro. No sé qué de traerán… ¡Las hortalizas que se llevan rara vez están para cosecharse!
—¡Los malditos a veces tiran las verduras en el camino o en el bosque! ¡AAAAGH!
Mientras tanto, el toque de Yota sobre la puerta fue atendido por la mujer joven, quien se había apresurado a ir.
—¿Sí? Estamos un poco ocupados, así que si esperan un poco. ¿Sí?
Ranko se sintió algo inhibida por ello, pero después de carraspear muy quedamente, logró soltar algo
—D-d-dis… c-culpe… S-somos…
Pero la mujer pronto reparó en las bandanas que adornaban el cuello y la frente de los genin, y pareció alegrarse de verlos.
—Oooh… Ustedes son de Kusagakure ¿Sí? Padre dijo que vendrían, pero no sabíamos cuándo, o si sería hoy siquiera jajaja. Me llamo Tamanegiya Itsumi. Supongo que... revisarán el huerto, ¿Sí? —Le dirigió sendas miradas a los ninjas, esperando respuesta.
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