20/12/2015, 21:16
Desde el encuentro con la chica había pasado ya algo mas de una semana, algo menos con el encuentro en esos mismos lares con un chico de Uzushiogakure. El sentimiento de frustración se hacía algo mas tenso, no encontraba rastro alguno de la chica, y ahora sí que hacía tiempo que no entablaba conversación alguna, pues en esa urbe destrozada, no había ni un alma. Lejos de perder la calma, acudió a sus principios mas lejanos, evadir la realidad a base de dibujos. Retomó aquello que siempre le había acompañado, su arte, su otra realidad.
Sobre la posadera de una antigua cafetería, el chico se encontraba dibujando en su querido bloc. Sus piernas colgaban al vacío, aunque la distancia de caída no era tampoco tan preocupante. Se hallaba en un segundo piso, cualquiera que pasase por allí seguramente lo vería. Bajo la penumbra que la capucha le proporcionaba, sus ojos se concentraban en un tedioso dibujo hecho a base de pinceladas redondas y finas. Todo el dibujo estaba conformado por éstas, no había una sola línea, y los puntos no llegaban a mezclarse bajo ningún concepto. Un estilo raro, pero sin duda personal.
En éstos tiempos realmente había recordado su objetivo, mas no parecía sonreirle la suerte. Si al menos le hubiese sonsacado a la chica donde se hallaba su madre... gran fallo el suyo, confiar en otra persona. Los humanos son la peor de las plagas, una tediosa enfermedad que debe extirparse de raíz.
Al menos le quedaba la calma, un cielo triste y nublado, y tiempo.
Bajo el astro rey, el cuál se escondía tras una cortina de nubes, el albino mantenía la calma y la presteza en su laborioso dibujo. Quizás en un rato saliese a continuar explorando la urbe, eso si que era una tediosa labor...
Sobre la posadera de una antigua cafetería, el chico se encontraba dibujando en su querido bloc. Sus piernas colgaban al vacío, aunque la distancia de caída no era tampoco tan preocupante. Se hallaba en un segundo piso, cualquiera que pasase por allí seguramente lo vería. Bajo la penumbra que la capucha le proporcionaba, sus ojos se concentraban en un tedioso dibujo hecho a base de pinceladas redondas y finas. Todo el dibujo estaba conformado por éstas, no había una sola línea, y los puntos no llegaban a mezclarse bajo ningún concepto. Un estilo raro, pero sin duda personal.
En éstos tiempos realmente había recordado su objetivo, mas no parecía sonreirle la suerte. Si al menos le hubiese sonsacado a la chica donde se hallaba su madre... gran fallo el suyo, confiar en otra persona. Los humanos son la peor de las plagas, una tediosa enfermedad que debe extirparse de raíz.
Al menos le quedaba la calma, un cielo triste y nublado, y tiempo.
Bajo el astro rey, el cuál se escondía tras una cortina de nubes, el albino mantenía la calma y la presteza en su laborioso dibujo. Quizás en un rato saliese a continuar explorando la urbe, eso si que era una tediosa labor...