6/03/2020, 18:01
—Ahhh— Asintió vehementemente al escuchar las palabras de la kunoichi. —Buscar perros y gatos, sí, supongo que es lo típico para los genin de tu edad — El tipo parecía perspicaz, o al menos tenía noción de lo que decía. Eso sí, ese aire de tristeza que dejaba escapar mientras mantenía la media sonrisa en su cara no desparecía.
El sujeto observó a la niña hurgar en el cubo de basura, aunque ante ello no pudo más que carcajear.
—Ahí dentro lo único que vas a conseguir son cucarachas — Se llevó la mano al estómago mientras seguía riendo. —Dicen que la basura de uno es el tesoro de otros, así que estaba buscando alguna chatarra luego para vender pero tampoco me ha ido bien — Dijo aquello como queriendo ser condescendiente con la muchacha.
—¿Sabes? Ya que me lo mencionas tú puedes ayudar a un amiguito — El hombre se llevó dos dedos a la boca y soltó un largo y tendido chiflido.
Hubo un largo silencio tras ello, tiempo durante el cual el vago se recostó en una pared al lado de un contenedor y poco a poco se fue sentando de piernas cruzadas. Al cabo de un tiempo, un perro no muy grande pero que se le notaba desnutrido llegó con la lengua de fuera hasta dónde estaba el vago. El perro era blanco con manchas negras y tenía cara chata. Se miraba que tenía una cicatriz en el labio superior, cómo si le hubiesen arrancado un pedazo. El hombre acarició la cabeza del can mientras este mismo trataba de lamerla. El animal estaba en los huesos, pero al menos parecía alegre.
—Lo encontré hace tiempo, su dueño anterior debió ser un hijo de puta — El tipo tampoco tenía pelos en la lengua. —Ahh, siempre me paso de amable. No tengo ni para comer yo y aún así no pude evitar compartir un poquito con este muchacho.... ¡debiste haberlo visto! Era muy desconfiado, como si nunca le hubiesen dado un mimo — El hombre ladeó la cabeza para observar a la niña. —Creo que tú podrías darle una mejor oportunidad, porque yo no tengo ni donde caerme muerto.
El sujeto observó a la niña hurgar en el cubo de basura, aunque ante ello no pudo más que carcajear.
—Ahí dentro lo único que vas a conseguir son cucarachas — Se llevó la mano al estómago mientras seguía riendo. —Dicen que la basura de uno es el tesoro de otros, así que estaba buscando alguna chatarra luego para vender pero tampoco me ha ido bien — Dijo aquello como queriendo ser condescendiente con la muchacha.
—¿Sabes? Ya que me lo mencionas tú puedes ayudar a un amiguito — El hombre se llevó dos dedos a la boca y soltó un largo y tendido chiflido.
Hubo un largo silencio tras ello, tiempo durante el cual el vago se recostó en una pared al lado de un contenedor y poco a poco se fue sentando de piernas cruzadas. Al cabo de un tiempo, un perro no muy grande pero que se le notaba desnutrido llegó con la lengua de fuera hasta dónde estaba el vago. El perro era blanco con manchas negras y tenía cara chata. Se miraba que tenía una cicatriz en el labio superior, cómo si le hubiesen arrancado un pedazo. El hombre acarició la cabeza del can mientras este mismo trataba de lamerla. El animal estaba en los huesos, pero al menos parecía alegre.
—Lo encontré hace tiempo, su dueño anterior debió ser un hijo de puta — El tipo tampoco tenía pelos en la lengua. —Ahh, siempre me paso de amable. No tengo ni para comer yo y aún así no pude evitar compartir un poquito con este muchacho.... ¡debiste haberlo visto! Era muy desconfiado, como si nunca le hubiesen dado un mimo — El hombre ladeó la cabeza para observar a la niña. —Creo que tú podrías darle una mejor oportunidad, porque yo no tengo ni donde caerme muerto.