La biblioteca de Amegakure no era tan distinta del resto de edificios, con sus paredes de concreto y vigas de metal. Destacaba quizá por su enorme fachada y algunos decorados sutiles en sus cornisas. Eso sí, un gran letrero rezaba "Cerrado al público hasta nuevo aviso", indicando que dentro las cosas no estaban tan bien como afuera. A la par del gran portón metálico quedaba acceso al recinto, se hallaba nuestro querido ninja maleante favorito: Pelos de colores, ropas negras y cadenas. Y pese a que no la iba a necesitar, no podía despegarse de aquella mística arma mitad hacha mitad guitarra eléctrica que le distinguía.
El genin miraba la calle de enfrente, esperando al que sería su compañero. Había llegado temprano para evitarse cualquier alegata, aunque ciertamente no estaba muy complacido de trabajar con otros genin que no fuesen sus colegas Myu o Zōzei. Tenía el ego muy subido y por lo mismo unos lineamientos muy estrictos para con quienes le rodeaban.
"Trabajo es trabajo, supongo que tarde o temprano iban a mandarte una D. La suerte no es eterna. Igual servirá para llenar espacio en historial."
Un mensajero había llegado a su casa a entregar el pergamino de la misión, mismo que su compañero también debió recibir, o eso era lo que le decía su lógica.