27/03/2020, 23:34
—Si hubieses sido un enemigo, te habría roto un hueso — Y ciertamente, seguía sin mentir. Afiló la mirada de forma amenazante, causando una rara disonancia en su rostro más como una mueca malévola.
Estaba tranquilo, porque realmente lo único que quería era fastidiar al otro, aunque ciertamente el otro salió a brincar soltando un reverendo discurso de moral de los que ni siquiera su sensei le daba. Aunque ciertamente le importaba un comino lo que el otro le estuviese diciendo, entrándole por un oído y saliéndole por el otro. Claramente se estaba divirtiendo a costillas del otro.
—Ah, el monólogo de la dureza de la vida. ¿Eres de esos que han tenido la infancia difícil y te crees con derecho a dar sermones cómo si los demás no tuvieran sus propios problemas? — Soltó una última puya ante las palabras del peliblanco.
Dependiendo de si le dejaba continuar hablando tras eso, respondería.
—Si te refieres al bibliotecario, sí. En realidad en raras ocasiones suelo venir aquí y creo que en mi caso no me han llamado por casualidad, que tengo cuello por aquí — Se daría la vuelta. —Dale, que te muestro el camino — Se introduciría al interior del recinto esperando que el otro le siguiese.
Estaba tranquilo, porque realmente lo único que quería era fastidiar al otro, aunque ciertamente el otro salió a brincar soltando un reverendo discurso de moral de los que ni siquiera su sensei le daba. Aunque ciertamente le importaba un comino lo que el otro le estuviese diciendo, entrándole por un oído y saliéndole por el otro. Claramente se estaba divirtiendo a costillas del otro.
—Ah, el monólogo de la dureza de la vida. ¿Eres de esos que han tenido la infancia difícil y te crees con derecho a dar sermones cómo si los demás no tuvieran sus propios problemas? — Soltó una última puya ante las palabras del peliblanco.
Dependiendo de si le dejaba continuar hablando tras eso, respondería.
—Si te refieres al bibliotecario, sí. En realidad en raras ocasiones suelo venir aquí y creo que en mi caso no me han llamado por casualidad, que tengo cuello por aquí — Se daría la vuelta. —Dale, que te muestro el camino — Se introduciría al interior del recinto esperando que el otro le siguiese.