8/04/2020, 17:27
Todos los granjeros asintieron, aunque con distintos índices de ánimos.
—Entiendo. Atentos, pero atentos escondidos Ojos abiertos pero cabezas bajas. Confiaré en eso —dijo el viejo Matara, rascándose la barbilla. Luego se viró para apuntar al camino —. Si se sigue la vía, se dobla ligeramente el camino hacia la izquierda y da un giro cerrado hacia el norte, el huerto de Kitate-san está en la parte más al sur de ese giro. Un buen tramo después están mis tierras, y luego, más hacia el norte, el huerto de Soijō-san.
—No tengo problema con que se quede —dijo la mujer, con un suspiro de algo parecido al hastío —. Pero no creas que contarán con tres comidas calientitas al día y baños de hierbas. ¿Entendido? Que están en una misión. Aparte de eso, adelante. Chico, vendrás conmigo. —Kitate apuntó a Yota.
—OK, creo que eso es demasiado, Miho —comentó el otro hombre —. Sí, están trabajando, pero no les vendría a mal algo de apoyo. Pero eso sí: espero que hagan un buen trabajo, que las quejas no tardarán en llegar a Kusagakure si vienen solo a hacer el payaso. Ranko-san, ¿verdad? Mi huerto está al final de la zona, espero que traigas ganas de caminar.
La Kusajin asintió y le dedicó una reverencia.
—E-entendido, Soijō-san.
—E-está bien… —Sairō volvió a hablar —. Parece que no nadie está en contra del plan de Sora-san. ¡Excelente! ¿Algo más que debamos saber, Sora-san?
—Entiendo. Atentos, pero atentos escondidos Ojos abiertos pero cabezas bajas. Confiaré en eso —dijo el viejo Matara, rascándose la barbilla. Luego se viró para apuntar al camino —. Si se sigue la vía, se dobla ligeramente el camino hacia la izquierda y da un giro cerrado hacia el norte, el huerto de Kitate-san está en la parte más al sur de ese giro. Un buen tramo después están mis tierras, y luego, más hacia el norte, el huerto de Soijō-san.
—No tengo problema con que se quede —dijo la mujer, con un suspiro de algo parecido al hastío —. Pero no creas que contarán con tres comidas calientitas al día y baños de hierbas. ¿Entendido? Que están en una misión. Aparte de eso, adelante. Chico, vendrás conmigo. —Kitate apuntó a Yota.
—OK, creo que eso es demasiado, Miho —comentó el otro hombre —. Sí, están trabajando, pero no les vendría a mal algo de apoyo. Pero eso sí: espero que hagan un buen trabajo, que las quejas no tardarán en llegar a Kusagakure si vienen solo a hacer el payaso. Ranko-san, ¿verdad? Mi huerto está al final de la zona, espero que traigas ganas de caminar.
La Kusajin asintió y le dedicó una reverencia.
—E-entendido, Soijō-san.
—E-está bien… —Sairō volvió a hablar —. Parece que no nadie está en contra del plan de Sora-san. ¡Excelente! ¿Algo más que debamos saber, Sora-san?
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