18/04/2020, 21:46
Daigo pudo ver un pequeño reloj en lo más alto de la pantalla, que anunciaba el conteo para el comienzo del evento. Faltaban unos diez minutos para que comenzase, y mientras tanto, el público seguía ingresando el estadio y tomando sus asientos. Un par de vendedores ambulantes pasaron por la fila de Daigo y le ofrecieron golosinas, e incluso cerveza.
Después de un rato, un tipo de lo más austero se sentó a su lado. Vestía como si fuera a la guerra —unos pantalones de camuflaje verde y oliva, unas botas negras altas completamente cerradas y un chaquetón con siete bolsillos repartidos a lo largo y ancho del chaleco—. tenía el pelo blanco, peinado hacia atrás, y en la cara llevaba una especie de máscara, o más bien unas tiras, que se ceñían en la nariz y en la barbilla, junto a unas placas metálicas bien ajustadas. Era como si aquél estropicio de cara estuviese siendo sostenida por las tiras de alguna forma. Además, era evidente que el hombre era masudo, con mucho músculo, y quizás también boxeaba.
No dijo nada, pero se le quedó mirando a Daigo. Sonreía, pero el cuero de la máscara se lo impedía.
Después de un rato, un tipo de lo más austero se sentó a su lado. Vestía como si fuera a la guerra —unos pantalones de camuflaje verde y oliva, unas botas negras altas completamente cerradas y un chaquetón con siete bolsillos repartidos a lo largo y ancho del chaleco—. tenía el pelo blanco, peinado hacia atrás, y en la cara llevaba una especie de máscara, o más bien unas tiras, que se ceñían en la nariz y en la barbilla, junto a unas placas metálicas bien ajustadas. Era como si aquél estropicio de cara estuviese siendo sostenida por las tiras de alguna forma. Además, era evidente que el hombre era masudo, con mucho músculo, y quizás también boxeaba.
No dijo nada, pero se le quedó mirando a Daigo. Sonreía, pero el cuero de la máscara se lo impedía.