19/04/2020, 19:28
Ahí, escondido en medio de aquellos tocones, el Lobo aguardaba paciente. Había llegado con bastante antelación, pero aún no había mostrado su rostro. Esperaba, pues, a ver si aún quedaba algo del toro bravo que alguna vez había conocido, aunque había muchos otros adjetivos por los cuales podía llamar a aquel considerado su digno rival.
Escuchó los pasos, y se apresuró a subir desde detrás de un tronco, dando un salto y cayendo sobre este con presteza mientras la luz a través de sus gafas dejaban ver su afilada mirada en su habitual gesto de confianza
—¡Tsukiyama!— Anunció, y sonrió dejando que el sol se reflejase en su dentadura, cruzándose de brazos.
A diferencia de Daigo, Rōga lucía un conjunto nuevo de prendas. Debía admitir, que la verdadera razón por la que citó al peliverde a aquella hora fue única y exclusivamente para tener tiempo libre en la mañana para conseguirse alguna ropa nueva. "No puedes acudir a una reunión importante con una chaqueta agujereada." Esta vez una suerte rara de chaleco o gabardina que ondeaba tras su espalda de forma melodramática con el movimiento. Un nuevo cinturón de cuero y camisa también nueva, además de guanteletas negras que reemplazaban su antiguo conjunto.
—Dos preguntas, una sola solución — Se levantó los cristales dejando ver el dorado de sus orbes. —¿Ya tienes la respuesta? ¿O necesitas que te sacuda la cabeza de un puñetazo para acomodarte el cerebro de nuevo en su lugar? — Dijo divertido.
Escuchó los pasos, y se apresuró a subir desde detrás de un tronco, dando un salto y cayendo sobre este con presteza mientras la luz a través de sus gafas dejaban ver su afilada mirada en su habitual gesto de confianza
—¡Tsukiyama!— Anunció, y sonrió dejando que el sol se reflejase en su dentadura, cruzándose de brazos.
A diferencia de Daigo, Rōga lucía un conjunto nuevo de prendas. Debía admitir, que la verdadera razón por la que citó al peliverde a aquella hora fue única y exclusivamente para tener tiempo libre en la mañana para conseguirse alguna ropa nueva. "No puedes acudir a una reunión importante con una chaqueta agujereada." Esta vez una suerte rara de chaleco o gabardina que ondeaba tras su espalda de forma melodramática con el movimiento. Un nuevo cinturón de cuero y camisa también nueva, además de guanteletas negras que reemplazaban su antiguo conjunto.
—Dos preguntas, una sola solución — Se levantó los cristales dejando ver el dorado de sus orbes. —¿Ya tienes la respuesta? ¿O necesitas que te sacuda la cabeza de un puñetazo para acomodarte el cerebro de nuevo en su lugar? — Dijo divertido.