21/04/2020, 18:36
Con el empuje de ambos genin, lograron levantar aquella estructura sin mayor complicación. Ciertamente tanto Ren como Rōga tenían unos brazos entrenados dignos de un shinobi hecho y derecho, así que por lo menos en cuanto al trabajo físico no les iba a costa demasiado el trabajo por ese lado. La tarea de ponerlos en su lugar iba a ser lo que más iba a consumir su tiempo. El Yotsuki no tenía problemas con ello, pero tuvo que girar de reojo y analizar las palabras que su compañera decía.
Entrecerró los ojos, ¿quién le había metido esas ideas en la cabeza? En parte, suspiró. Parecía que la chica aún era algo novata pese a que quizá le sacaba un par de años a él. No todos podían tomarse las cosas tan a la ligera como él, pero al menos quería intentar ayudar un poco.
Tomó de entre la pila el libro que la muchacha había sostenido y lo azotó tres veces para sacudirle el poco polvo que tenía encima, clavando sus ojos en la chica.
—Los que están arriba también son humanos, personas que pueden fallar y equivocarse. Yondaime-sama vela por todos nosotros, y la paz de Amegakure se la debemos a ella. — Trató de no sonar tan agresivo como de costumbre, para luego tomar el libro y empezar a colocarlo en el estante. —Si hay algo que no te parezca bien, está en tu mano resolverlo. Si hay cosas que no me gustan de la vida shinobi, yo las cambiaré. Y para eso voy a llegar arriba, y me pienso poner el sombrero de Arashikage algún día. Echarse en los hombros las alegrías y las tristezas de los demás es la responsabilidad de un líder — Seguía tomando más libros mientras hablaba, pasando a organizarlos en el estante.
»Si los viejos dogmas han de derribarse, que así sea.
Entrecerró los ojos, ¿quién le había metido esas ideas en la cabeza? En parte, suspiró. Parecía que la chica aún era algo novata pese a que quizá le sacaba un par de años a él. No todos podían tomarse las cosas tan a la ligera como él, pero al menos quería intentar ayudar un poco.
Tomó de entre la pila el libro que la muchacha había sostenido y lo azotó tres veces para sacudirle el poco polvo que tenía encima, clavando sus ojos en la chica.
—Los que están arriba también son humanos, personas que pueden fallar y equivocarse. Yondaime-sama vela por todos nosotros, y la paz de Amegakure se la debemos a ella. — Trató de no sonar tan agresivo como de costumbre, para luego tomar el libro y empezar a colocarlo en el estante. —Si hay algo que no te parezca bien, está en tu mano resolverlo. Si hay cosas que no me gustan de la vida shinobi, yo las cambiaré. Y para eso voy a llegar arriba, y me pienso poner el sombrero de Arashikage algún día. Echarse en los hombros las alegrías y las tristezas de los demás es la responsabilidad de un líder — Seguía tomando más libros mientras hablaba, pasando a organizarlos en el estante.
»Si los viejos dogmas han de derribarse, que así sea.