28/04/2020, 15:35
Pero antes de que el leñador llegara a alejarse más de un par de metros, la voz de la niña volvió a requerir su atención. Un cuarto de baño, pedía, entre infantiles saltitos. El hombre bien la podría haber enviado a mear entre los arbustos, pero al final se resignó con un suspiro y señaló el interior de su cabaña.
—Al fondo a la derecha. Y no-toques-nada —añadió, recalcando cada palabra con firmeza.
—Al fondo a la derecha. Y no-toques-nada —añadió, recalcando cada palabra con firmeza.
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