29/05/2020, 01:30
«Jo-der», pensó, impresionado, cuando Aiko entró por la puerta. No era porque verla todavía le quitase el aliento, ni nada por el estilo. No, ¡juraba que no era eso! Lo que pasaba es que acababa de sufrir un déjà vu. Porque Aiko, desde que había perdido por completo la memoria y se había instaurado en Uzu, siempre llevaba el pelo largo. Para él, ese era un rasgo que definía a su nuevo ser. Hasta…
Hasta ahora. Verla así, con el pelo corto, fue como volver atrás en el tiempo. Como volver a aquella época en la que se citaban casi a escondidas de sus Villas, en alguna posada a medio camino entre la Lluvia y la Espiral. Como volver a aquellas noches en el desierto, a aquellos días tan cortos en el Valle de los Dojos. A…
Sacudió la cabeza. Aquello había quedado atrás en el tiempo, y debía permanecer así: como un bonito recuerdo.
Iba a hacerle un gesto de mano para que le viese, pero justo en ese momento la kunoichi fue abordada por una mujer mayor. Como una bofetada, la anciana reveló, sin reparo ninguno, que ahora Aiko salía con el hijo de una tal Yorose. A Datsue aquel dato no le hizo mucha gracia, pero menos le hizo darse cuenta de que le molestaba. Tenía a Urami, era feliz con ella. No debía importarle con quien Aiko saliese o dejase de salir. No era asunto suyo. Daba igual.
«Si ella es feliz...», se dijo, como un mantra. Si ella era feliz y él feliz también, ¿qué problema había? Ninguno. Absolutamente ninguno.
—Buenas, espero que no me hayas tenido que esperar demasiado...
¡Ja! No sabía ella cuánto. Todo un largo año.
—Pues un poco sí, un poco sí… —dijo en su lugar, menos contundente—. Nada que no puedas compensar, por supuesto. Yo diría… Sí, yo diría que invitarme a media docena de churros con chocolate lo compensaría. Uno por cada minuto de espera —bromeó.
Bueno, bromear, bromear… «¡Si invita no seré yo quien se queje!»
—Te has cortado el pelo, ¿hmm? Sabía que tarde o temprano te acabarías hartando de la melena.
Hasta ahora. Verla así, con el pelo corto, fue como volver atrás en el tiempo. Como volver a aquella época en la que se citaban casi a escondidas de sus Villas, en alguna posada a medio camino entre la Lluvia y la Espiral. Como volver a aquellas noches en el desierto, a aquellos días tan cortos en el Valle de los Dojos. A…
Sacudió la cabeza. Aquello había quedado atrás en el tiempo, y debía permanecer así: como un bonito recuerdo.
Iba a hacerle un gesto de mano para que le viese, pero justo en ese momento la kunoichi fue abordada por una mujer mayor. Como una bofetada, la anciana reveló, sin reparo ninguno, que ahora Aiko salía con el hijo de una tal Yorose. A Datsue aquel dato no le hizo mucha gracia, pero menos le hizo darse cuenta de que le molestaba. Tenía a Urami, era feliz con ella. No debía importarle con quien Aiko saliese o dejase de salir. No era asunto suyo. Daba igual.
«Si ella es feliz...», se dijo, como un mantra. Si ella era feliz y él feliz también, ¿qué problema había? Ninguno. Absolutamente ninguno.
—Buenas, espero que no me hayas tenido que esperar demasiado...
¡Ja! No sabía ella cuánto. Todo un largo año.
—Pues un poco sí, un poco sí… —dijo en su lugar, menos contundente—. Nada que no puedas compensar, por supuesto. Yo diría… Sí, yo diría que invitarme a media docena de churros con chocolate lo compensaría. Uno por cada minuto de espera —bromeó.
Bueno, bromear, bromear… «¡Si invita no seré yo quien se queje!»
—Te has cortado el pelo, ¿hmm? Sabía que tarde o temprano te acabarías hartando de la melena.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado