29/05/2020, 18:51
La pelirroja tan solo había soltado esas palabras por el hecho de haber encontrado al Uchiha leyendo algo, pero le salió bastante más caro de lo que esperaba su cordialidad. Literal y físicamente, seiscientos ryös. Seiscientos cincuenta ryös contando la propina, para ser específicos. Al parecer llevaba un buen rato esperando, e inquirió una compensación a churro por minuto. Una nueva unidad de medida de tiempo había sido descubierta.
—¡E-eso...! —se le heló el corazón, pues de dinero no es que fuese muy sobrada. —... l-lo siento, de veras.
¿Qué decir? En realidad, a nadie le hace gracia tener que esperar durante casi quince minutos. Quizás invitarlo en ésta ocasión lo compensaba, aunque tampoco es que lo hubiese hecho a propósito. Ser amable y sociable tenía muy severas consecuencias, como bien se había podido observar en su entrada al local.
—Está bien, te invito a esos churros con chocolate...
Datsue hizo un inciso, e insinuó que la pelirroja abría acabado hasta el moño del pelo largo, nunca mejor dicho. La verdad, el pelo largo le favorecía bastante, o eso pensaban muchos. Pero la verdad, a ella le gustaba más como lo tenía ahora, pues era mucho más llevadero en las labores de una kunoichi. Tenerlo largo requería de mucho tiempo de cuidado, y en ocasiones terminaba siendo más un estorbo que otra cosa.
¿Quién no ha estado espiando a hurtadillas, y se le ha pegado un jalón de pelo al pegarse a la pared que ha acarreado un chillido, con el cuál ha alertado al objetivo?
—Si, la verdad es que sí —confirmó. —me gustaba bastante cómo me quedaba, pero no era para nada práctico. Aunque así cortito no queda mal, ¿no?
»Si ya sabes qué vas a tomar, podríamos llamar al hombre, ¿te parece?
—¡E-eso...! —se le heló el corazón, pues de dinero no es que fuese muy sobrada. —... l-lo siento, de veras.
¿Qué decir? En realidad, a nadie le hace gracia tener que esperar durante casi quince minutos. Quizás invitarlo en ésta ocasión lo compensaba, aunque tampoco es que lo hubiese hecho a propósito. Ser amable y sociable tenía muy severas consecuencias, como bien se había podido observar en su entrada al local.
—Está bien, te invito a esos churros con chocolate...
Datsue hizo un inciso, e insinuó que la pelirroja abría acabado hasta el moño del pelo largo, nunca mejor dicho. La verdad, el pelo largo le favorecía bastante, o eso pensaban muchos. Pero la verdad, a ella le gustaba más como lo tenía ahora, pues era mucho más llevadero en las labores de una kunoichi. Tenerlo largo requería de mucho tiempo de cuidado, y en ocasiones terminaba siendo más un estorbo que otra cosa.
¿Quién no ha estado espiando a hurtadillas, y se le ha pegado un jalón de pelo al pegarse a la pared que ha acarreado un chillido, con el cuál ha alertado al objetivo?
—Si, la verdad es que sí —confirmó. —me gustaba bastante cómo me quedaba, pero no era para nada práctico. Aunque así cortito no queda mal, ¿no?
»Si ya sabes qué vas a tomar, podríamos llamar al hombre, ¿te parece?