1/06/2020, 00:10
—¡¿Pero niña qué haces?!— Se volteó y regresó para echarse el brazo de Ren tras el hombro y ayudarla a caminar. —Si vas a estar en una banda conmigo, debes tener más energía. ¿Cuánto tiempo crees que vamos a estar encima del escenario? Necesitas tener espíritu en una presentación, en un concierto la gente salta, grita y suda por la euforia del rock. ¡No puede compararse a apilar unos libros!— Insistía al andar.
Avanzaron hasta llegar a la recepción, donde el bibliotecario cerró de pronto su libro y alzó la ceja, parpadeando varias veces al ver a los cansados genin. ¿Cómo demonios habían terminado así? Su trabajo era apilar unos libros y parecían haber vuelto de la guerra.
—¿E-están bien?— Se levantó y se acercó a ellos. —Te-tengo algo de agua... — Tomó una botella y se la extendió.
—Creo que ella lo necesita más que yo — Carcajeó y dejó que la kunoichi fuese por su cuenta. —Hemos terminado de apilar los libros, señor — Se cruzó de brazos y sonrió. —Le aseguro que ha quedado impecable. Por suerte ningún libro parecía faltar tampoco — Le daría un par de palmadas a sus compañera, si es que aún estaba de pie.
—Ah...— No parecía procesar lo que acababa de ver. —Pues, supongo que, misión cumplida, ¿no?— hizo una mueca nerviosa. —Creo que, pueden ir a casa a descansar...— El sujeto empezó a caminar para ver los estantes, aún no podía creer la velocidad con la que cumplieron en el encargo.
De pronto, la tripa del Yotsuki rugió.
—Ah mierda, ya es hora del almuerzo — De pronto pareció perder todas las fuerzas y tuvo que recostarse en el mostrador. —Creo que me toca ir a casa, sólo espero que mi mamá haya hecho una porción para mí también. Bueno, por lo menos al fin puedo decir que he completado una misión de rango D... ¿Te cuento el secreto? Sólo había hecho de rango C antes. ¡Nunca una D! En serio las odio, pero creo que si quiero llegar a ser chunin un día debo llenar el currículum, ¿no? — Sonrió y ye incorporó de nuevo, estirando todo su cuerpo para desperezarse. —Recuerda que vos estarás en mi banda, ¡y no quiero escuchar que te has dado por vencida en el Torneo de los Dojos! — Le apuntó con el índice, pero luego sonrió y se llevó las manos a la cintura. —Nos veremos de nuevo, ¿de acuerdo?— se dio la vuelta y empezó a caminar hasta la salida. —Bye!— Se despediría agitando la mano.
Avanzaron hasta llegar a la recepción, donde el bibliotecario cerró de pronto su libro y alzó la ceja, parpadeando varias veces al ver a los cansados genin. ¿Cómo demonios habían terminado así? Su trabajo era apilar unos libros y parecían haber vuelto de la guerra.
—¿E-están bien?— Se levantó y se acercó a ellos. —Te-tengo algo de agua... — Tomó una botella y se la extendió.
—Creo que ella lo necesita más que yo — Carcajeó y dejó que la kunoichi fuese por su cuenta. —Hemos terminado de apilar los libros, señor — Se cruzó de brazos y sonrió. —Le aseguro que ha quedado impecable. Por suerte ningún libro parecía faltar tampoco — Le daría un par de palmadas a sus compañera, si es que aún estaba de pie.
—Ah...— No parecía procesar lo que acababa de ver. —Pues, supongo que, misión cumplida, ¿no?— hizo una mueca nerviosa. —Creo que, pueden ir a casa a descansar...— El sujeto empezó a caminar para ver los estantes, aún no podía creer la velocidad con la que cumplieron en el encargo.
De pronto, la tripa del Yotsuki rugió.
—Ah mierda, ya es hora del almuerzo — De pronto pareció perder todas las fuerzas y tuvo que recostarse en el mostrador. —Creo que me toca ir a casa, sólo espero que mi mamá haya hecho una porción para mí también. Bueno, por lo menos al fin puedo decir que he completado una misión de rango D... ¿Te cuento el secreto? Sólo había hecho de rango C antes. ¡Nunca una D! En serio las odio, pero creo que si quiero llegar a ser chunin un día debo llenar el currículum, ¿no? — Sonrió y ye incorporó de nuevo, estirando todo su cuerpo para desperezarse. —Recuerda que vos estarás en mi banda, ¡y no quiero escuchar que te has dado por vencida en el Torneo de los Dojos! — Le apuntó con el índice, pero luego sonrió y se llevó las manos a la cintura. —Nos veremos de nuevo, ¿de acuerdo?— se dio la vuelta y empezó a caminar hasta la salida. —Bye!— Se despediría agitando la mano.