5/06/2020, 03:29
Con un buen consejo por parte del Uchiha, terminó el asunto en una gran verdad. Esos gatos sin pelos son horribles, como ratas afeitadas, pero sin el como. Se podrían escribir libros enteros acerca de lo horripilantes que son, pero aún y con esas, había gente a la que les gustaba. El mundo está lleno de gustos y disgustos, y sobre gustos los colores, pero...
—Si... es raro que le guste a la gente un gato tan feo, pero supongo que hay gente para todo —se encogió de hombros, era algo que escapaba a su comprensión.
»Pero gracias por el consejo, lo intentaré así la próxima vez.
Datsue fue el primero en mojar el churro. En su contexto, algo literal —¡no piensen mal!—, para llevárselo más tarde a la boca. Era evidente que el sabor era exquisito, y Aiko no pudo aguardar mucho más por hacer lo mismo. Sin duda alguna, eran de los mejores churros de Uzushiogakure, o por lo menos de esa parte de la villa.
Bueno, eso tan solo le pasó por la mente, evidentemente no lo hizo.
Entre tanto, el otro militante confesó que realmente llevaba un tiempo bastante calmado. No andaba metido en demasiadas misiones, y cuando lo hacía solían ser cosas que catalogó como aburridas. Eso sí, contaba como si nada que se había enfrentado hacía unos meses a un general de Kurama, como quien no quiere la cosa.
Aiko no pudo evitar quedarse sin palabra por unos segundos, sorprendida. Incluso se le cayó el churro al chocolate, reblandecido. Por suerte no andaba demasiado alto, y no salpicó apenas.
—¿A... un... General? —preguntó, parpadeando un par de veces. Rápidamente sus cejas dibujaron un pronosticado arco, signo de su incomprensión. Sabía quienes eran, o mejor dicho, había escuchado acerca de ellos. Pero en ningún momento le había llegado a oídos que habían logrado derrotar a uno, o siquiera que se había visto a uno de éstos. Tan solo había escuchado palabrerías de que eran condenadamente fuertes, y que buscaban implantar el caos total.
»¿S-son... tan fuertes... tan fuertes como dicen...? —preguntó, sin estar muy segura de si debía siquiera hablar de ello.
—Si... es raro que le guste a la gente un gato tan feo, pero supongo que hay gente para todo —se encogió de hombros, era algo que escapaba a su comprensión.
»Pero gracias por el consejo, lo intentaré así la próxima vez.
Datsue fue el primero en mojar el churro. En su contexto, algo literal —¡no piensen mal!—, para llevárselo más tarde a la boca. Era evidente que el sabor era exquisito, y Aiko no pudo aguardar mucho más por hacer lo mismo. Sin duda alguna, eran de los mejores churros de Uzushiogakure, o por lo menos de esa parte de la villa.
—¡POR HANABI! —golpeó la mesa con el puño, poniéndose incluso en pié y alzando el churro al cielo. —¡ESTO ES MEJOR QUE UN PUTO ORGASMO, JODER!
Bueno, eso tan solo le pasó por la mente, evidentemente no lo hizo.
Entre tanto, el otro militante confesó que realmente llevaba un tiempo bastante calmado. No andaba metido en demasiadas misiones, y cuando lo hacía solían ser cosas que catalogó como aburridas. Eso sí, contaba como si nada que se había enfrentado hacía unos meses a un general de Kurama, como quien no quiere la cosa.
Aiko no pudo evitar quedarse sin palabra por unos segundos, sorprendida. Incluso se le cayó el churro al chocolate, reblandecido. Por suerte no andaba demasiado alto, y no salpicó apenas.
—¿A... un... General? —preguntó, parpadeando un par de veces. Rápidamente sus cejas dibujaron un pronosticado arco, signo de su incomprensión. Sabía quienes eran, o mejor dicho, había escuchado acerca de ellos. Pero en ningún momento le había llegado a oídos que habían logrado derrotar a uno, o siquiera que se había visto a uno de éstos. Tan solo había escuchado palabrerías de que eran condenadamente fuertes, y que buscaban implantar el caos total.
»¿S-son... tan fuertes... tan fuertes como dicen...? —preguntó, sin estar muy segura de si debía siquiera hablar de ello.