11/06/2020, 10:54
El tipo en cuestión no tardaría en abrir la boquita y empezó a vomitar toda la información.
—. E-es una mujer. No le hemos visto bien la cara, pues siempre lleva capucha. Tiene… tiene un brazo izquierdo raro. E-es… Lo lleva cubierto, p-pero se le nota que tiene un guante enorme. O que está hinchado. ¡O yo qué sé!
Con aquella declaración, teníamos un culpable, o mejor dicho, una culpable. Al parecer no era una persona normal, algo le pasaba en el brazo y por alguna razón necesitaba las hortalizas de aquella gente para algo muy concreto.
—. Cada que nos decía, teníamos que venir a un huerto, sacar las hortalizas que tuvieran unos bultos grises en sus raíces y llevárselos. No sabemos para qué los usa, o por qué los quiere, pero nos paga por cada bulto que le llevemos. Nos da un pergamino con una técnica para ocultarnos. ¡N-nos dijo que si la usábamos bien, nadie nos atraparía!
— Pues ya viste que era mentira
Tras aquello, aparte la hoja de mi ninjato y la envainé de nuevo, algo pensativo mientras el bandido intercambiaban pareceres con los lugareños.
— No estamos aquí para juzgarles, señores. Serán los habitantes de esta aldea los que decidan qué hacer con ustedes, pero antes... ¿Dónde encontramos a esa señora?
Tras ello, Ranko apareció junto a Kumopansa de un brinco que distaba de ser replicable por una persona normal.
— ¡Ah! Creo que nos perdimos toda la fiesta, Ranko-chan
—. E-es una mujer. No le hemos visto bien la cara, pues siempre lleva capucha. Tiene… tiene un brazo izquierdo raro. E-es… Lo lleva cubierto, p-pero se le nota que tiene un guante enorme. O que está hinchado. ¡O yo qué sé!
Con aquella declaración, teníamos un culpable, o mejor dicho, una culpable. Al parecer no era una persona normal, algo le pasaba en el brazo y por alguna razón necesitaba las hortalizas de aquella gente para algo muy concreto.
—. Cada que nos decía, teníamos que venir a un huerto, sacar las hortalizas que tuvieran unos bultos grises en sus raíces y llevárselos. No sabemos para qué los usa, o por qué los quiere, pero nos paga por cada bulto que le llevemos. Nos da un pergamino con una técnica para ocultarnos. ¡N-nos dijo que si la usábamos bien, nadie nos atraparía!
— Pues ya viste que era mentira
Tras aquello, aparte la hoja de mi ninjato y la envainé de nuevo, algo pensativo mientras el bandido intercambiaban pareceres con los lugareños.
— No estamos aquí para juzgarles, señores. Serán los habitantes de esta aldea los que decidan qué hacer con ustedes, pero antes... ¿Dónde encontramos a esa señora?
Tras ello, Ranko apareció junto a Kumopansa de un brinco que distaba de ser replicable por una persona normal.
— ¡Ah! Creo que nos perdimos toda la fiesta, Ranko-chan
Narro ~ Hablo ~ Pienso ~ Kumopansa