18/06/2020, 15:01
Ranko le devolvió la mirada confusa a Yota. Su conocimiento sobre plantas y hongos no era mayor que el de cualquier persona, así que no tenía nada qué comentar sobre aquellos bultos. La jōnin interrogó al bandido sobre aquella cosa desconocida.
—N-no sabemos —comenzó, encogiéndose de hombros —. Bu-bueno, sí es un hongo. La mujer nos dio… Nos dio instrucciones de venir antes de que las… las hortalizas estén para cosecha. A-antes de que estén listas, porque el hongo desaparece sin rastro después y… y es todo lo que nos dijo sobre ello. N-no sabemos el nombre de esa cosa, o para qué los quiere. Sólo que nos paga.
Sora podría ver, entre el miedo que inundaba los ojos del joven, que decía la verdad. Los bandidos no tenían guantes, así que podía intuir que los hongos no eran tóxicos al contacto.
Hubo un quejido a la distancia, y al alzar la mirada verían al bandido que había sido noqueado al inicio, incorporándose y tallándose la sien. Ranko se movió tan rápidamente como pudo, llevando sin querer a Kumopansa (si no se quitaba de su cabeza) hasta donde estaba él. Como Yota, la de la trenza desenfundó su espada para amenazarlo.
—P-por favor no se mueva, ladrón-san.
—¿Ah? —El bandido tardó varios segundos en regresar en sí por completo, y otros más en digerir que sus compañeros habían sido capturados, y que una ninja le apuntaba con una wakizashi. Soltó un suspiro de resignación —. Ah, por un demonio…
—N-no sabemos —comenzó, encogiéndose de hombros —. Bu-bueno, sí es un hongo. La mujer nos dio… Nos dio instrucciones de venir antes de que las… las hortalizas estén para cosecha. A-antes de que estén listas, porque el hongo desaparece sin rastro después y… y es todo lo que nos dijo sobre ello. N-no sabemos el nombre de esa cosa, o para qué los quiere. Sólo que nos paga.
Sora podría ver, entre el miedo que inundaba los ojos del joven, que decía la verdad. Los bandidos no tenían guantes, así que podía intuir que los hongos no eran tóxicos al contacto.
Hubo un quejido a la distancia, y al alzar la mirada verían al bandido que había sido noqueado al inicio, incorporándose y tallándose la sien. Ranko se movió tan rápidamente como pudo, llevando sin querer a Kumopansa (si no se quitaba de su cabeza) hasta donde estaba él. Como Yota, la de la trenza desenfundó su espada para amenazarlo.
—P-por favor no se mueva, ladrón-san.
—¿Ah? —El bandido tardó varios segundos en regresar en sí por completo, y otros más en digerir que sus compañeros habían sido capturados, y que una ninja le apuntaba con una wakizashi. Soltó un suspiro de resignación —. Ah, por un demonio…
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)