7/07/2020, 20:40
Yatagama abrió los ojos como dos huevos fritos. Lo rememoró casi en el acto, aunque había ciertas diferencias respecto a lo que él vio en su momento, cuando estaba de fisgón en el gimnasio del tramposo.
—¡Eso mismo, coño, eso mismo! aunque... era de otro color. De un azul cristal, mucho menos intenso. ¡Y el brillo desaparecía cuando metía las manos en los guantes, joder!
¿Cómo era posible? ¿cómo lograba Puño de Hierro evitar todos los controles, en los cuales estaban incluidos un par de ninjas sensores contratados por la liga que chequeaban los combates antes de empezar. Si alguien hacía trampa, ellos debían descubrirlo. ¿Entonces cómo? esa era el quid de la cuestión.
Daigo entendió muy rápido que Yatagama era un hombre muy mundano para entenderlo y había hecho demasiado con corroborar su certeza respecto a su oponente. Más de allí, él solo, no iba a poder avanzar. Y coño, quizás no eran tiempos para meterse en meollos ajenos, pero cuando se trata del honor, el espíritu no sabe de razones.
—¡Eso mismo, coño, eso mismo! aunque... era de otro color. De un azul cristal, mucho menos intenso. ¡Y el brillo desaparecía cuando metía las manos en los guantes, joder!
¿Cómo era posible? ¿cómo lograba Puño de Hierro evitar todos los controles, en los cuales estaban incluidos un par de ninjas sensores contratados por la liga que chequeaban los combates antes de empezar. Si alguien hacía trampa, ellos debían descubrirlo. ¿Entonces cómo? esa era el quid de la cuestión.
Daigo entendió muy rápido que Yatagama era un hombre muy mundano para entenderlo y había hecho demasiado con corroborar su certeza respecto a su oponente. Más de allí, él solo, no iba a poder avanzar. Y coño, quizás no eran tiempos para meterse en meollos ajenos, pero cuando se trata del honor, el espíritu no sabe de razones.