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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#89
Ririki soltó un grito al ser levantada por Sora, aunque fuese por el brazo bueno. Parecía que la sola presión del grillete con su muñeca izquierda le producía mucho dolor. Ranko, por su parte, agradeció la mano de Yota con una sonrisa y un movimiento de cabeza.

S-sí, Yota-san.

Avanzaron lentamente, pues parecía que los movimientos muy bruscos le hacían daño al brazo metálico de la mujer. Ésta los guiaba hacia la cabaña. No podía discernirse en su cara si le quedaba algún gramo de cordura a la mujer. Su expresión era la de quien está a punto de un colapso nervioso, aunque su voz apenas y variaba.

Lo entenderán, ¿verdad? Lo entenderán. Tienen que. ¿Lo conocen? El Kekkei Genkai Jiton. Manipulación de campos magnéticos. E-es… maravilloso. Tan versátil. E-en el pasado se les llamó Edades de Cobre y de Hierro a ciertos periodos. Pero… pero es ahora cuando lo estamos explotando adecuadamente. ¡La industria! ¡El ferrocarril! ¡El avance que podemos tener! Lo pueden ver, ¿no?

Ririki movió sus ropas para mostrar un juego de llaves en su cinto, y Sora la usó para abrir la puerta de la cabaña. El lugar se veía a como uno esperaba que una cabaña abandonada se viera salvo algunas excepciones. Todo estaba sucio, excepto unas líneas que marcaban los pasos que Ririki tomaba de un lado a otro. Había indicios de comida reciente en una desvencijada cocina, y casi ningún mueble. Del otro lado de la habitación había una puerta pintada muy toscamente para darle apariencia vieja, aunque se notaba que era una añadidura reciente a la casa. Ririki repitió el gesto para que Sora usara las llaves de nuevo.

¿Lo imaginan? Cirugías… manipulando los bisturíes con más precisión que el pulso humano. E-estructuras, ciudades levantadas con facilidad. Implantes… prótesis metálicas que la misma persona pueda mover de manera natural. ¡¿N-no sería maravilloso?! Pero… el Jiton está reservado solo para la gente con genes correctos. Pero yo… ¡yo logré romper eso!

La puerta daba a una escalera muy oscura que descendía, con luces fosforescentes en el borde de los escalones que apenas e iluminaban el suelo. Sora le dirigió una mirada firme a la mujer, pero ella insistió en seguir. Bajaron incluso más lentamente.

”Esto… Me da mala espina” pensó la de la trenza.

Atentos. —Fue la única pero clara instrucción de la jōnin —. ¿Cómo lo lograste?

Ririki rió.

Lo dejé todo atrás. Tuve que hacerlo para remover mis límites. Tuve que… sacrificar. Muchas cosas. ¡Y valió la pena!

Habían llegado al final de aquel oscuro túnel descendiente. Ririki se movió fuertemente hacia un lado, como si intentase escapar. Sora, por supuesto, no la dejó ir. Pero lo que la mujer hizo no fue más que golpear un gran interruptor con el codo. Hubo un zumbido en algún lado de la habitación, un motor encendiéndose, y un segundo después siguieron luces, varios juegos de focos en lo alto que iluminaron en su totalidad una estancia subterránea enorme con una cortina de luz opaca, gris.

¡Lo hice! ¡Y soy la primera! ¡Por eso deben dejarme continuar! ¡Seré una pionera para el avance tecnológico de TODO ONINDO! —comenzó a reír, pero pronto lloró y comenzó a gritar. Cayó al suelo, retorciéndose de dolor. Su mano izquierda se había inflamado horriblemente, y los puntos comenzaban a sangrar levemente —. ¡DUELE! ¡Quítenme esto! ¡Debo... Debo...!

Aquel sótano estaba amueblado con varios libreros y mesas, aquéllos llenos con libros viejos y éstas cubiertas con planos mecánicos y dibujos anatómicos. Las paredes eran de piedra, pero el suelo era prácticamente arena y tierra muy seca. En la pared izquierda se alcanzaban a ver toneles con una sustancia negra. Del lado derecho había mesas y cajas con instrumentos médicos, y rastros de sangre en las paredes, además de frascos con lo que parecían ser o bien órganos o criaturas pequeñas. Pero lo que más llamaba la atención era lo que había al fondo de todo. Si se acercaban lo verían con claridad.

¡¡Pero debo seguir!! ¡¡Si paro todo será en vano!! ¡¡Mi vida habrá sido en vano!! ¡¡Sus vidas…!!

¿Sus vidas? ¿¡Qué has hecho!?

Al fondo de todo había dos personas, dos chicas jóvenes, acostadas en paralelo a la pared, una a la izquierda y otra a la derecha. La de la izquerda, acostada en una pulcra cama de hospital, tenía la piel en extremo pálida, gris y enfermiza, y tenía expresión de tener pesadillas horribles. Parecía estar inconsciente. Su cuerpo mostraba largos cortes en diversas partes, cortes precisos, quirúrgicos, cerrados con sutura perfecta. Su cabello estaba cortado toscamente, y su nuca estaba rapada. Estaba conectada con cables a la máquina al fondo. Estaba viva, pues respiraba, aunque no consciente.

La chica de la derecha estaba en un contenedor, en lo que parecía ser gel o alguna solución espesa pero transparente. También tenía cortes en todo el cuerpo, pero las suturas eran menos elegantes, como las que se hacen al terminar una autopsia. Le faltaba el brazo izquierdo hasta el codo y toda la pierna izquierda, además su vientre estaba hundido, como si su interior estuviese incompleto.

Yota reconocería lo poco de cabello plateado que le quedaba a la chica de la derecha. Reconocería su rostro tierno, ahora apagado y reducido, como si estuviese dormido. Reconocería aquellos silenciosos labios a los cuales había robado su primer beso hacía tanto tiempo.

Yota reconocería el cadáver de Kikazura Taeko.
Pensamientos (Plum) Diálogos (PaleVioletRed)


  • Ranko


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  • Suzume

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Mensajes en este tema
(C) A raíz de los ataques - por Sagiso Ranko - 12/12/2019, 22:34
RE: (C) A raíz de los ataques - por Sagiso Ranko - 7/07/2020, 22:12


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