21/07/2020, 22:11
Cuando llegaron al huerto de Kitate Miho, el sol ya se había alzado un poco sobre el horizonte. La pareja estaba ya despierta, como buenos granjeros al alba, y estaban charlando con Tamanegiya.
—Oh, por el Dios del Bosque, ¿pero qué…?
Sora no quería perder más tiempo, así que les explicó de la manera tan concisa como pudo. Les dijo que los bandidos les habían guiado a la ninja exiliada Iwada Ririki, que estaba robando las raíces y los hongos que crecían en ellos para experimentos. Les dijo que, al ser una criminal de Kusagakure, tendría que ser juzgada y castigada allá. Las chicas que traían en brazos habían sido víctimas de la mujer, y tenían que llevarlas a toda prisa a la aldea. Mientras Miho preguntaba por los bandidos que habían atrapado, Ao iba rápidamente a su casa.
—No los molestarán de nuevo. Ririki era el problema, y ya no podrá hacerles nada.
—Entiendo. ¡Oh, cuánto lo lamento por esas chicas, Hana Sora-dono! —Sairō le dedicó una reverencia al grupo de shinobi —. ¡Pero no duden que estaremos muy agradecidos con ustedes! ¡Pueden pasar por aquí si en algún momento se encuentran cerca y necesitan algo! —Ante este comentario, Kitate frunció el entrecejo, como si discrepara, pero no dijo nada.
Ao regresó con un par de mantas gruesas.
—Al menos estarán un poco mejor con esto. Lo siento.
—G-gracias.
La mujer ayudaría a Ranko a cubrir a la chica pálida, luego, si Yota se lo permitía, cubriría el cuerpo de Taeko.
—Hemos de partir ya. —El comentario de Sora fue más hacia los granjeros. Después de un intercambio de reverencias, agradecimientos y despedidas, el grupo se alejaría, con rumbo a la estación de trenes de Tane-Shigai.
Un largo viaje en tren les esperaba.
—Oh, por el Dios del Bosque, ¿pero qué…?
Sora no quería perder más tiempo, así que les explicó de la manera tan concisa como pudo. Les dijo que los bandidos les habían guiado a la ninja exiliada Iwada Ririki, que estaba robando las raíces y los hongos que crecían en ellos para experimentos. Les dijo que, al ser una criminal de Kusagakure, tendría que ser juzgada y castigada allá. Las chicas que traían en brazos habían sido víctimas de la mujer, y tenían que llevarlas a toda prisa a la aldea. Mientras Miho preguntaba por los bandidos que habían atrapado, Ao iba rápidamente a su casa.
—No los molestarán de nuevo. Ririki era el problema, y ya no podrá hacerles nada.
—Entiendo. ¡Oh, cuánto lo lamento por esas chicas, Hana Sora-dono! —Sairō le dedicó una reverencia al grupo de shinobi —. ¡Pero no duden que estaremos muy agradecidos con ustedes! ¡Pueden pasar por aquí si en algún momento se encuentran cerca y necesitan algo! —Ante este comentario, Kitate frunció el entrecejo, como si discrepara, pero no dijo nada.
Ao regresó con un par de mantas gruesas.
—Al menos estarán un poco mejor con esto. Lo siento.
—G-gracias.
La mujer ayudaría a Ranko a cubrir a la chica pálida, luego, si Yota se lo permitía, cubriría el cuerpo de Taeko.
—Hemos de partir ya. —El comentario de Sora fue más hacia los granjeros. Después de un intercambio de reverencias, agradecimientos y despedidas, el grupo se alejaría, con rumbo a la estación de trenes de Tane-Shigai.
Un largo viaje en tren les esperaba.
Pensamientos (Plum) ✧ Diálogos (PaleVioletRed)