30/07/2020, 15:02
(Última modificación: 30/07/2020, 15:08 por Kurogane Toshio. Editado 1 vez en total.)
— Me has obligado a hacerlo. Mi técnica ineludible.
— ¡Muéstrame lo que tienes!
Toshio sonrió, emocionado mientras bajaba su centro de gravedad flexionando las rodillas y abría los brazos ligeramente, preparándose para cualquier técnica que Nishi tuviera preparada.
Bueno, para casi cualquier técnica que Nishi tuviera preparada.
— ¿No le pegarás a una chica?
El rostro del herrero pasó de la emoción hasta la incredulidad en tiempo record, saltándose todos los pasos intermedios.
— Pff. —No pudo contenerse—. JAJAJAJAJAJAJAJA.
Ya fuera o no la intención de Nishi, el chico había conseguido que el Kurogane perdiese la concentración durante un par de segundos en los que reía descontroladamente mientras le mostraba la palma de la mano a su rival.
— Vaaale, valevalevalevale —dijo, todavía teniendo que controlar la risa—. Tú lo has pedido.
El joven realizó rápidamente los mismos tres sellos que Nishi y la misma cortina de humo apareció, esta vez en Toshio. Al disiparse, el rostro de Toshio había cambiado a uno mucho más afilado. Su pelo, que estaba peinado de la misma forma, ahora era negro y su ojo izquierdo, el único que su cabello dejaba ver, ahora era verde.
Se trataba de Yuki Yukiko, o al menos una versión más pálida y alta que ella. Era una Chūnin de la aldea y la mejor amiga de Toshio, que probablemente no dudaría en partirle los dientes como cierto Uchiha a cierto peliverde de enterarse de lo que estaba haciendo con su imagen.
— ¡Vamos! —Se sorprendió al darse cuenta de que su voz no había cambiado.
El chico dio un paso al frente, sonriente, antes de lanzar una patada al muslo de su rival.
Cuando Nishi peleaba por su amor y su orgullo, ahora parecía que después de semejante tontería Toshio simplemente se lo estaba pasando bien.
— ¡Muéstrame lo que tienes!
Toshio sonrió, emocionado mientras bajaba su centro de gravedad flexionando las rodillas y abría los brazos ligeramente, preparándose para cualquier técnica que Nishi tuviera preparada.
Bueno, para casi cualquier técnica que Nishi tuviera preparada.
— ¿No le pegarás a una chica?
El rostro del herrero pasó de la emoción hasta la incredulidad en tiempo record, saltándose todos los pasos intermedios.
— Pff. —No pudo contenerse—. JAJAJAJAJAJAJAJA.
Ya fuera o no la intención de Nishi, el chico había conseguido que el Kurogane perdiese la concentración durante un par de segundos en los que reía descontroladamente mientras le mostraba la palma de la mano a su rival.
— Vaaale, valevalevalevale —dijo, todavía teniendo que controlar la risa—. Tú lo has pedido.
El joven realizó rápidamente los mismos tres sellos que Nishi y la misma cortina de humo apareció, esta vez en Toshio. Al disiparse, el rostro de Toshio había cambiado a uno mucho más afilado. Su pelo, que estaba peinado de la misma forma, ahora era negro y su ojo izquierdo, el único que su cabello dejaba ver, ahora era verde.
Se trataba de Yuki Yukiko, o al menos una versión más pálida y alta que ella. Era una Chūnin de la aldea y la mejor amiga de Toshio, que probablemente no dudaría en partirle los dientes como cierto Uchiha a cierto peliverde de enterarse de lo que estaba haciendo con su imagen.
— ¡Vamos! —Se sorprendió al darse cuenta de que su voz no había cambiado.
El chico dio un paso al frente, sonriente, antes de lanzar una patada al muslo de su rival.
Cuando Nishi peleaba por su amor y su orgullo, ahora parecía que después de semejante tontería Toshio simplemente se lo estaba pasando bien.