2/08/2020, 15:50
El chico no pretendía molestar a Kinumi con sus propios problemas, y por suerte la Uchiha comprendió que no se trataba de algo sobre lo que debiese preguntar. Fue por eso que los genin pasaron el resto de viaje en silencio, hasta que finalmente llegaron a la estación de ferrocarriles.
En la puerta de la estación, justo al entrar, los chicos pudieron reconocer a Senju Shiten entre la multitud.
— Ho-¡Oh! —Antes de que pudiera saludar, sintió como Kinumi lo tomaba de la mano y lo arrastraba para comprar los billetes.
Toshio entendió las prisas cuando se enteró de que su tren salía en cuestión de minutos y que apenas quedaban cuatro billetes disponibles. Por suerte ellos solo eran dos.
De nuevo, Kinumi tuvo que volver a arrastrarlo por toda la estación hasta llegar al tren. Quizá no porque el chico fuera especialmente lento ¡pero simplemente no tenía ni idea de a dónde iban! Había demasiada gente. Pies por aquí y por allá, y encima Toshio nunca había estado en un lugar como ese.
¡Ni siquiera pudo ver mucho más que la puerta del tren cuando llegaron a su vagón!
— Buf, pensaba que no lo conseguíamos. ¡Una señora casi me muerde! —El chico rio, mientras también se apoyaba en una pared para recuperar el aliento—. ¿Qué te han parecido los trenes?
Miró a su alrededor. Solo había metal y más metal. Era... extraño.
— Pues... no sé ¿cómo se mueve esta cosa?
En la puerta de la estación, justo al entrar, los chicos pudieron reconocer a Senju Shiten entre la multitud.
— Ho-¡Oh! —Antes de que pudiera saludar, sintió como Kinumi lo tomaba de la mano y lo arrastraba para comprar los billetes.
Toshio entendió las prisas cuando se enteró de que su tren salía en cuestión de minutos y que apenas quedaban cuatro billetes disponibles. Por suerte ellos solo eran dos.
De nuevo, Kinumi tuvo que volver a arrastrarlo por toda la estación hasta llegar al tren. Quizá no porque el chico fuera especialmente lento ¡pero simplemente no tenía ni idea de a dónde iban! Había demasiada gente. Pies por aquí y por allá, y encima Toshio nunca había estado en un lugar como ese.
¡Ni siquiera pudo ver mucho más que la puerta del tren cuando llegaron a su vagón!
— Buf, pensaba que no lo conseguíamos. ¡Una señora casi me muerde! —El chico rio, mientras también se apoyaba en una pared para recuperar el aliento—. ¿Qué te han parecido los trenes?
Miró a su alrededor. Solo había metal y más metal. Era... extraño.
— Pues... no sé ¿cómo se mueve esta cosa?