8/01/2016, 08:44
El pelirrojo se mostró reacio a creer en la escusa del albino. Tampoco era tan alocado, o simplemente era de esas personas escépticas. Fuere como fuere, su confusión quizás venía a causa de una mala explicación, pues en sus posteriores comentarios solo se reflejaba que no entendía el porqué arriesgaría la vida por un mero trozo de tela del que casi colgaba un metal.
El albino se tomó unos segundos para escucharlo, y no se atrevió a interrumpirlo. Quería saber cuales eran sus dudas, y solventarlas de una manera curiosa, cuanto menos curiosa. Evadir su procedencia no era cosa difícil, lo único que le arraigaba era la bandana, y podría negarlo hasta el fin de sus días. Aunque quizás en algún momento se aburriese del hecho, y tuviese que rebanarle el cuello a ese sujeto. Simplemente como prevención a un posible chivatazo de su posición.
—Vamos a ver, señor shinobi... ¿He criticado yo tu manera de ganarte la vida? Tu matas a gente para obtener ryos, y es un trabajo mas, todos necesitamos dinero para vivir... o unas tierras, o bien una cantidad ingente de dinero heredado. Pero yo no estoy en ninguno de esos casos, y no me gustaría tener que matar a alguien con tal de ganar unas decenas de monedas. Yo recojo todo lo que vosotros dejáis en vuestras víctimas, igualmente ellos ya no lo van a usar... ¿Qué mas les da? Con grandes catástrofes como esa, el botín es enorme... aunque el riesgo sea elevado. Igualmente, una vez todo pasó... no había riesgo. Ahora solo queda venderlas, además no soy el único con una de éstas, pero eso no es problema porque no es mi único botín.—
Quizás la explicación había sido extensa, densa, e incomible. Pero ante todo era elaborada, y no pensaba el albino que en ésta hubiesen vacilaciones. Todo concordaba, al menos a su manera de pensar. Pero solo había que esperar un poco, a ver qué contra argumentaba, o bien qué aceptación le daba. Fuere como fuere, estaba atento a él... ni por asomo se iba a escapar con desconfianza, no podía ser buena señal.