8/01/2016, 20:53
Juro se quedo en silencio tras las extrañas palabras de Ditduko, pero prefirió no decir nada. Ya había aprendido que cerrar la boca a veces es mucho mejor que decir otra barbaridad.
Ambos shinobis llegaron al dichoso hospital. En ese momento, se supone que era la despedida. Juro entraría, Ditduko se quedaría fuera y se iría a donde fuese, y ya esta. Luego Juro saldría e iría al museo de armas por su cuenta, aunque ya ni recordaba demasiado bien donde lo había visto.
- Bueno… Te acompaño hasta la puerta y ya me voy al museo. -
Esas palabras le hicieron olvidar su plan, y la faceta adquirida de "herido" con la que la chica le había marcado, y acabara hablando otra vez.
- ¿Vas al museo de armas? - preguntó, casi incredulo - Haberlo dicho. Yo también me dirigía ahí antes del choque.
Juro pensó dos cosas en ese momento. La primera, que en el momento del choque, uno de los dos iba muy desencaminado. La segunda, que quizás Ditduko hiciese alguna clase de obra o representación en el museo de armas. La imaginó vestida de negro, con una guadaña enorme en sus manos.
Descartó la segunda idea rápidamente.
- ¿Vas a mirar alguna arma en concreto? - preguntó, casi ilusionado por la idea de ver las antiguas armas, otra vez. Tuvo que contener las ganas de acariciar su látigo.
Si, ya se sentía mucho mejor en ese momento, tras oir el nombre en labios de la kunoichi. Se preguntó como reaccionaría, mientras hablaba. Quizás acabase arrepintiendose de sus palabras, pero ahí se quedo, antes de entrar en la puerta.
Ambos shinobis llegaron al dichoso hospital. En ese momento, se supone que era la despedida. Juro entraría, Ditduko se quedaría fuera y se iría a donde fuese, y ya esta. Luego Juro saldría e iría al museo de armas por su cuenta, aunque ya ni recordaba demasiado bien donde lo había visto.
- Bueno… Te acompaño hasta la puerta y ya me voy al museo. -
Esas palabras le hicieron olvidar su plan, y la faceta adquirida de "herido" con la que la chica le había marcado, y acabara hablando otra vez.
- ¿Vas al museo de armas? - preguntó, casi incredulo - Haberlo dicho. Yo también me dirigía ahí antes del choque.
Juro pensó dos cosas en ese momento. La primera, que en el momento del choque, uno de los dos iba muy desencaminado. La segunda, que quizás Ditduko hiciese alguna clase de obra o representación en el museo de armas. La imaginó vestida de negro, con una guadaña enorme en sus manos.
Descartó la segunda idea rápidamente.
- ¿Vas a mirar alguna arma en concreto? - preguntó, casi ilusionado por la idea de ver las antiguas armas, otra vez. Tuvo que contener las ganas de acariciar su látigo.
Si, ya se sentía mucho mejor en ese momento, tras oir el nombre en labios de la kunoichi. Se preguntó como reaccionaría, mientras hablaba. Quizás acabase arrepintiendose de sus palabras, pero ahí se quedo, antes de entrar en la puerta.