28/08/2020, 18:12
—¿Quieres otro zumo, Ayame? —la invitó Shanise, con una sonrisa cálida.
Ayame asintió débilmente, aún con aquel nudo apresando su garganta y las lágrimas a punto de aflorar en sus ojos.
—No podemos hacer más que confiar en ellos —agregó la nueva Arashikage—. En Yui, en Daruu, en Kaido... en Uchiha Datsue. Ambas tenemos dudas, pero, ¿qué ganaremos quedándonos así? Eso sí, a veces me gustaría que Yui tuviera unos pocos sesos más. Podría haber organizado una reunión con Daruu por medio del Gentōshin no Ju...
—¿Ayame?
Aquella voz resonó desde el oído derecho de Ayame, como si aquella persona se encontrara de verdad allí. Como si de verdad las palabras de Shanise le hubiesen invocado hasta allí. Ayame levantó la cabeza de repente como un resorte, e incluso se giró para buscarle, con el corazón galopante en un puño. Pero seguía estando a solas con Shanise, y sólo encontró la presencia de Kirishima tras la barra. Tardó algunos segundos en comprender que la estaba hablando desde el Sello de la Hermandad Intrépida.
—D... Daruu... —formularon sus labios, en apenas un hilo de voz.
—Ayame, lo hemos conseguido. Datsue ha roto el sello. Kaido volverá a Amegakure con nosotros.
Los ojos de Ayame se inundaron al escucharlo. Lo habían conseguido. Al final, todo estaba bien. Y Kaido regresaría sano y salvo con ellos, de vuelta en Amegakure. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas sin poder evitarlo.
—¡Nos veremos en cuando podamos, ahora tengo que cortar, voy a ver cómo están nuestros padres y no quiero calentarle la cabeza a Datsue con el sello! ¡Adiós!
A Ayame le hubiese gustado poder decir algo más: "¡Tened cuidado!", también un "¡Gracias, Datsue!" y quizás un "¡Bienvenido de vuelta Kaido!"; pero la muchacha se había quedado sin voz. Y antes de que lograra recomponerse, Daruu se había marchado. Con la cabeza gacha para ocultar las lágrimas, sus hombros se convulsionaron un momento antes de terminar rompiendo en sollozos. Avergonzada, se tapó la cara con ambas manos. Pero eso no evitó que siguiera llorando de forma descontrolada. Toda la tensión que había estado conteniendo en los últimos meses parecía haberse liberado al fin.
Le pareció escuchar la voz de Shanise junto a ella, pero no llegó a entender sus palabras.
Ayame asintió débilmente, aún con aquel nudo apresando su garganta y las lágrimas a punto de aflorar en sus ojos.
—No podemos hacer más que confiar en ellos —agregó la nueva Arashikage—. En Yui, en Daruu, en Kaido... en Uchiha Datsue. Ambas tenemos dudas, pero, ¿qué ganaremos quedándonos así? Eso sí, a veces me gustaría que Yui tuviera unos pocos sesos más. Podría haber organizado una reunión con Daruu por medio del Gentōshin no Ju...
—¿Ayame?
Aquella voz resonó desde el oído derecho de Ayame, como si aquella persona se encontrara de verdad allí. Como si de verdad las palabras de Shanise le hubiesen invocado hasta allí. Ayame levantó la cabeza de repente como un resorte, e incluso se giró para buscarle, con el corazón galopante en un puño. Pero seguía estando a solas con Shanise, y sólo encontró la presencia de Kirishima tras la barra. Tardó algunos segundos en comprender que la estaba hablando desde el Sello de la Hermandad Intrépida.
—D... Daruu... —formularon sus labios, en apenas un hilo de voz.
—Ayame, lo hemos conseguido. Datsue ha roto el sello. Kaido volverá a Amegakure con nosotros.
Los ojos de Ayame se inundaron al escucharlo. Lo habían conseguido. Al final, todo estaba bien. Y Kaido regresaría sano y salvo con ellos, de vuelta en Amegakure. Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas sin poder evitarlo.
—¡Nos veremos en cuando podamos, ahora tengo que cortar, voy a ver cómo están nuestros padres y no quiero calentarle la cabeza a Datsue con el sello! ¡Adiós!
A Ayame le hubiese gustado poder decir algo más: "¡Tened cuidado!", también un "¡Gracias, Datsue!" y quizás un "¡Bienvenido de vuelta Kaido!"; pero la muchacha se había quedado sin voz. Y antes de que lograra recomponerse, Daruu se había marchado. Con la cabeza gacha para ocultar las lágrimas, sus hombros se convulsionaron un momento antes de terminar rompiendo en sollozos. Avergonzada, se tapó la cara con ambas manos. Pero eso no evitó que siguiera llorando de forma descontrolada. Toda la tensión que había estado conteniendo en los últimos meses parecía haberse liberado al fin.
Le pareció escuchar la voz de Shanise junto a ella, pero no llegó a entender sus palabras.